La economía mexicana cerrará 2025 sin haber caído en recesión, aunque con un crecimiento prácticamente nulo. De acuerdo con el análisis de Alejandro Saldaña, economista en jefe de Grupo Financiero BX+, el Producto Interno Bruto (PIB) habría registrado un avance de apenas 0.3% en el año, reflejo de un entorno marcado por incertidumbre interna y externa, así como por una política fiscal restrictiva.
A diferencia de las previsiones de algunos organismos internacionales, el desempeño económico evitó una contracción, pero mostró una clara desaceleración, particularmente durante el tercer trimestre del año. La debilidad de la inversión, asociada a cambios en el marco institucional y a la cautela empresarial, limitó el dinamismo de la actividad productiva.
La inversión mostraría una reactivación parcial, apoyada por una menor incertidumbre comercial, tasas de interés reales ligeramente más bajas y un crecimiento económico en Estados Unidos cercano al 2%. Este entorno permitiría una mayor generación de empleo y, junto con incrementos salariales por encima de la inflación, respaldaría el consumo privado.
En materia de precios, se prevé que la inflación permanezca alrededor del 4% en 2026. Factores como ajustes al IEPS, mayores aranceles a países sin tratado comercial y presiones temporales derivadas del Mundial contribuirán a mantenerla elevada, junto con el aumento acumulado en costos laborales. Este contexto reduce el margen de maniobra de Banxico, que podría pausar el ciclo de recortes de tasas al inicio del año. BX+ estima que la tasa de referencia cerraría 2026 entre 6.75% y 7.00%.
En síntesis, 2026 traería un escenario de menor tensión y mayor dinamismo que 2025, aunque con un crecimiento todavía por debajo del promedio histórico de la economía mexicana.