El tema de la 93 edición de los Premios de la Academia, emitidos el domingo 25 de abril, fue ‘Bring Your Movie Love’, un mensaje lanzado para impulsar a la comunidad cinematográfica de todo el mundo golpeada por la política, la pandemia del nuevo Coronavirus, y otras problemáticas sociales.
Luego de que a finales de febrero se celebraran los Golden Globes de manera virtual por la emergencia sanitaria, la Academia de Artes y Ciencias Cinematrográficas de Hollywood buscó la manera de que su premiación se llevara a cabo de manera presencial sin romper los protocolos de seguridad ante el Covid-19.
Por primera vez en la historia de los premios, éstos fueron celebrados en dos sedes: la Union Station y el Dolby Theatre de Los Ángeles, hogar de la ceremonia de los Oscar desde su inauguración en 2021 y diseñado, precisamente, por Rockwell Group.
Es de esta manera en la que la firma de David Rockwell, con oficinas en Nueva York, ha tenido participación en las premiaciones más de una vez, considerando que en 2009 y 2010 fue también el encargado de diseñar los escenarios de la ceremonia, lo que le valió ganar un Premio Emmy hace poco más de una década.
Sin embargo, por primera vez en la historia, la celebración de los Premios de la Academia tuvo otra sede además del Dolby Theatre: El Union Station, también en Los Ángeles, y del que Rockwell Group se encargó de adaptar, pese a ser considerada como la más pequeña en la memoria de la ceremonia, con solo nominados, más un invitado.
Este domingo, la histórica Union Station se transformó en un lugar resplandeciente para el evento principal de la Academia, donde la explanada de 110 pies de largo en la que se encuentra la taquilla se transformó en un anfiteatro en miniatura para la audiencia.
En tanto, el jardín delantero se volvió uno de los mejores salones al aire libre para que los artistas pudieran relacionarse y posar bajo los reflectores.
De acuerdo con una entrevista de David Rockwell a Elle Decor, el arquitecto comparó la premiación de este 2021 con las de “antaño”, y recordó que, en 1929, fecha en que se celebró la primera ceremonia de los Oscar, la audiencia fue de no más de 270 invitados en el hotel Hollywood Roosevelt: “Un concepto con una cena muy siempre, pero hermosa. De alguna manera, tuvimos una invitación para volver a ese tipo de intimidad y ese tipo de conexión”.
Para lograr esta intimidad, que a la vez fuera “socialmente distante” por la actual pandemia, ideó una estrategia de diseñar una “habitación dentro de una habitación” en el vasto vestíbulo de la estación, que cuenta con un sinnúmero de influencias Art Deco, Mission Revival y Streamline Moderne, inventadas por John y Donald Parkinson en la década de los 30.
El equipo de Rockwell Group incluyó una pantalla permeable color platino para definir el área de la ceremonia, pero sin oscurecer la arquitectura de Union Station del siglo XX.
Para conseguir instalar los sistemas de iluminación y altavoces, que no pudieron suspenderse en techo, el equipo introdujo lámparas con pantalla con temática de los Oscar para brindar suficiente luz. Para el sonido, se incrustaron bocinas en cada mesa.
El césped de la estación resultó una fantasía floral para el pre y post show, un espacio donde los artistas invitados pudieron brindar entrevistas a los medios de comunicación.
Según Rockwell, la escenografía fue resultado de la espontaneidad y pensar en “lo que los espectadores quieren ver. Una improvisación clave para ganarse la atención del público […] A los arquitectos les encanta, por supuesto, pensar en cosas duraderas, para siempre [sin embargo] una de las cosas que el Covid-19 nos ha hecho reflexionar es sobre el hecho de que nada es realmente para siembre. Y a veces los espacios que más nos impactan duran dos horas”.
Con información de Architectural Digest, Elle Decor y Town & Country Magazine.