Fueron el arquitecto Fray Gabriel Chávez de la Mora y el ingeniero petrolero José Francisco Garaicochea y Petrirena fueron los galardonados al reconocer su labor y trayectoria como profesionistas.

José Reygadas, dirigente de la Academia Nacional de Arquitectura, presentó una breve semblanza sobre fray Gabriel Chávez de la Mora, de 92 años, quien fue el primer egresado de la Universidad de Guadalajara y fundador de la Escuela Tapatía de Arquitectura. Actualmente, es miembro de la comunidad de monjes benedictinos de la Abadía del Tepeyac.

Sobre su obra, dirigió un programa arquitectónico para un centro parroquial llamado Pastoral Casa del Pueblo de Dios, en el que hizo guía que facilitaran su planeación, diseño y uso. Asimismo, señaló que la arquitectura integra artes y artesanías, que se manifiestan de forma significativa dentro de la arquitectura religiosa.

Javier Jiménez Espriú, exsecretario de Comunicaciones y Transportes, presentó al ingeniero Francisco Garaicochea, del que describió su legado como un “punto de encuentro” para los futuros ingenieros mexicanos.

Durante su discurso, aprovechó para recomendar al gobierno del presidente tomar en cuenta la propuesta del ingeniero Eduardo Barrueta Centeno, publicada en la revista Ingeniería del Petróleo, “que consiste en la construcción de plantas criogénicas que permitirán aprovechar el condensado que se produce en los principales yacimientos del litoral de Tabasco”.

Por otra parte, durante la entrega, Ricardo Rodríguez, presidente de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México (AIAM) pidió a López Obrador reflexionar sobre el decreto que protege las megaobras de la Administración Federal.

Y enfatizó: “Pugnamos por la transparencia y lo invitamos a reflexionar sobre el acuerdo publicado recientemente, que declara diversas obras públicas como de seguridad nacional. El asunto es muy sencillo: mientras más transparencia haya, menor posibilidad de corrupción”.