|  

A pesar de los esfuerzos, el tránsito diario de buques sigue por debajo de su capacidad anterior a la sequía.

4 No me gusta0

El Canal de Panamá necesitará el resto del año para recuperarse completamente de la sequía de 2023, que agotó los niveles de agua, estranguló el tráfico de buques y costó millones de dólares a los transportistas.

La llegada del fenómeno de La Niña, que se espera traiga abundantes lluvias en las próximas semanas, proporcionará el alivio necesario después de una sequía récord, explicó Argelis Moreno López, especialista senior en pronósticos y análisis de mercado de la Autoridad del Canal de Panamá.

 

 

El déficit de humedad es tan grave que tomará varios meses de precipitaciones intensas para restablecer los niveles de agua adecuados. "A finales de mayo comenzarán las lluvias, y serán muchas", dijo López durante la conferencia Puertos del Futuro en la Universidad de Houston. Agregó que "esto revertirá la situación, y volveremos a la normalidad a finales de año o el próximo año".

 

De acuerdo con información de Bloomberg, el canal de Panamá logró evitar los peores efectos de una crisis de transporte marítimo que amenazaba con alterar la economía mundial, pero a costa de la vida marina y de las reservas de agua potable del país.

Tras imponer estrictos límites al tráfico marítimo el año pasado debido a los bajos niveles de agua, la Autoridad del Canal está aumentando gradualmente el número de buques que pueden cruzarlo. Gracias a las medidas de conservación, los niveles de agua solo disminuyeron poco más de 30 cm hasta el 12 de marzo, en comparación con 90 cm durante el mismo periodo de 2023.

 

 

Sin embargo, estas medidas tienen efectos secundarios. El canal recicla el agua de las esclusas que atraviesan los barcos en lugar de verterla al océano, lo que ha aumentado la salinidad del agua reciclada. Parte de esta agua se infiltra en el lago Gatún, un lago artificial crucial para el canal y la mayor fuente de agua potable de Panamá. La salinidad del lago es la más alta desde 2020 y sigue aumentando, lo que podría tener graves consecuencias ambientales.

 

 

Por su parte, el hidrólogo jefe de la Autoridad del Canal, Erick Córdoba, destacó la necesidad de encontrar nuevas fuentes de agua dulce para satisfacer la creciente demanda de la población, los transportistas y la industria local. Una de las soluciones propuestas es la creación de un nuevo embalse en un valle cercano al lago Gatún para suministrar agua adicional. Además, el canal prevé invertir en sistemas de captación de agua de lluvia para reducir la salinidad del lago.

 

En circunstancias normales, el canal maneja alrededor del 3% del comercio marítimo mundial y el 46% de los contenedores que transitan desde el noreste de Asia hasta la costa este de Estados Unidos. Los cuellos de botella en el canal pueden repercutir en la economía mundial, especialmente en combinación con otras interrupciones del transporte marítimo, como los ataques en el Mar Rojo.

 

Cabe señalar que el año pasado, el fenómeno climático de El Niño provocó uno de los años más secos jamás registrados en el canal, obligando a reducir el tránsito. Con El Niño desapareciendo, se espera que la temporada de lluvias comience a finales de mayo, permitiendo al canal reducir los límites de navegación. La autoridad planea permitir el tránsito de 27 buques al día, frente a los 24 actuales, pero aún muy por debajo de la capacidad anterior a la sequía, que era de 38 buques diarios.

“La reducción forzada del número de buques está teniendo el efecto deseado de disminuir el consumo total de agua”, señaló Jorge Luis Quijano, consultor y exdirector ejecutivo de la Autoridad del Canal. Sin embargo, es incierto si estos cambios favorables en las condiciones meteorológicas serán suficientes para garantizar el regreso a los 38 tránsitos diarios en algún momento de este año o el próximo. Quijano mencionó que el canal podría aumentar a 30 o 32 buques diarios al finalizar la estación seca, y posteriormente incrementar el límite si las lluvias son favorables.

 

 

Otros observadores, como Julia Junnan Zhao, científica principal de datos de Dun and Bradstreet, son más optimistas, sugiriendo que los volúmenes de tráfico podrían normalizarse en tres a cinco meses. Cualquier aumento en el número de buques que atraviesen el canal representará un alivio para las navieras, algunas de las cuales pagaron millones de dólares para adelantarse en la fila mientras otras optaban por rutas más largas y costosas a través de África o Sudamérica.

Sin embargo, las amenazas al agua potable y la vida marina persisten. La estrategia de la Autoridad del Canal de reciclar el agua podría facilitar que especies marinas viajen entre el Pacífico y el Atlántico, perturbando el ecosistema costero y afectando las poblaciones de peces que dependen de estas aguas para su alimentación y turismo. El pez león es un ejemplo de los riesgos asociados con las especies invasoras, que pueden causar estragos similares en ambos lados de Panamá.

 

La sequía del año pasado fue una llamada de atención sobre los desafíos que el cambio climático impone a la gestión del agua. "Ha sido una gran llamada de atención para mucha gente", dijo Fred Ogden, exprofesor de ingeniería civil de la Universidad de Wyoming. "El futuro no parece prometedor para la consistencia de los recursos hídricos en los que hemos podido confiar hasta ahora". Las autoridades del canal deberán seguir adaptándose a un clima cambiante para garantizar la continuidad de esta vital arteria del comercio mundial.