El medio ambiente, la economía y la sociedad, han influenciado en la construcción de proyectos sostenibles en la industria de bienes y raíces de Guatemala. La construcción sostenible permite una respuesta ética, viable y práctica al consumo de recursos y al impacto ambiental de los países que la implementan. En Guatemala, los proyectos tienen un sentido de temporalidad larga, que tiene un impacto directo en la calidad de espacio y vecindarios donde están ubicadas estas obras, señaló Christian Ocahita, director de Sur Desarrollos.
El especialista detalló que el impacto se ve magnificado por la escala de la urbanización. Asimismo, indicó que según la mayoría de las proyecciones, más del 70% de la población de Guatemala vivirá en ciudades para 2030, "lo que requerirá nuevas viviendas, oficinas, tiendas, espacios industriales, escuelas, hospitales y otros proyectos con el objetivo de satisfacer las necesidades de la población".
Ocahita explicó que "las nuevas construcciones representan una proporción relativamente pequeña del entorno construido en países desarrollados, pero en países en desarrollo y en Guatemala, habrá un impacto mucho más grande causado por la construcción de los próximos años".
"Los beneficios de desarrollo sostenible en la Ciudad de Guatemala son varios cuando estos se materializan, el principal de ellos es la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos", agregó.
Al concretar estos proyectos sostenibles se tendrán muchos beneficios ambientales, como: "reducir el desperdicio de agua y conservar los recursos naturales además mejorar la calidad del aire y del agua, protegiendo la biodiversidad y los ecosistemas".
"Los beneficios económicos, se enfocan reducir los costos operativos y mejorar la productividad de los ocupantes. Y del lado social, al crear estas infraestructuras sostenibles, se vuelven relevantes a nivel urbano debido al gran valor para ir convirtiendo la ciudad en un lugar sostenible y apto para mejorar la calidad de vida", puntualizó.