Al igual que otros países, México debe presentar rutas detalladas para lograr Emisiones Netas Cero para cumplir con los compromisos climáticos internacionales. Por lo que dicha inversión sería entre 2023 y 2060.
Un camino posible de descarbonización por el que México puede reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y llegar a las emisiones netas de cero en 2060 (fecha más cercana posible desde el punto de vista de la factibilidad técnica y financiera) es el que plantea el informe Ruta Emisiones Netas Cero para México 2060, desde Sociedad Civil (RENC-SC).
Durante la presentación del informe se mencionó que es urgente que nuestro país se comprometa ante la comunidad internacional, y señale con detalle y transparencia cuál será la ruta de descarbonización más ambiciosa posible para que, combinando las mejores políticas públicas nacionales con programas de apoyo técnico y financiero de los países desarrollados, se pueda transitar a un desarrollo sustentable que combata al cambio climático y maximice los beneficios sociales.
La puesta en marcha de esta ruta requiere una inversión total de 6.2 billones de dólares, entre 2023 y 2060; que se traduciría en beneficios por alrededor de 11 billones de dólares, casi el doble de la inversión requerida. Esto es posible ya que 57% de las medidas de mitigación consideradas en la RENC-SC son costo efectivas.
El documento cuenta con 139 medidas de mitigación para los sectores Agricultura, Silvicultura y otros Usos de la Tierra (AFOLU, por sus siglas en inglés); Electricidad; Eficiencia Energética; Industria; Petróleo y Gas; Residuos, y Transporte. Y muestra que la puesta en marcha de estas medidas permitiría que las emisiones netas de GEI de México se reduzcan de las 1,035.2 MtCO 2e contempladas en un escenario tendencial, a cero emisiones netas en 2060.
También destaca que, en materia de energía, será indispensable corregir las políticas públicas de los últimos años para priorizar a las energías renovables, como la solar y eólica, por encima de los combustibles fósiles, lo que repercutirá en beneficios sociales y económicos, además de los climáticos.
Señala el informe que la energía solar fotovoltaica a gran escala deberá incrementarse de los 6 GW actuales a 26.9 GW en 2030, para luego llegar a 63.2 GW en 2060. Por su parte, la energía eólica deberá pasar de 6.5 GW a 17.5 en 2030 y a 73.3 GW para los mismos periodos. De esta manera, se estima que más del 50% de la generación de energía eléctrica a nivel nacional provendrá de energías renovables a partir de 2030. Lo anterior debe de ir acompañado de inversiones en la Red Nacional de Transmisión (RNT) para incrementar la capacidad en al menos 10.6 GW y fortalecer las Redes Generales de Distribución (RGD) como una condición habilitadora indispensable.
Además, las propuestas contempladas en la RENC-SC incluyen medidas para reducir las emisiones de metano generadas durante la producción de petróleo, que en conjunto reducirían las emisiones de este gas en 1.3% con respecto a la línea base para 2060, lo que equivale a 14 MtCO 2e.
Contrario a lo que diversos especialistas de energía consideran, el reporte señala que el consumo de gas natural deberá hacer pico alrededor de 2030, para disminuir el consumo a partir de esa fecha. Apostar a utilizar más gas natural para atender la demanda creciente de electricidad esperada en los siguientes años, sería un grave error que impediría que México cumpliera sus metas de mitigación a 2030 (contribuciones al Acuerdo de París) y que lograra cumplir con la ruta hacia las emisiones netas cero para 2060, planteada en este informe.
Enfatizó el reporte que no hay más tiempo que perder. Demorar un año más la implementación de las políticas correctas de mitigación, además de comprometer el cumplimiento de las metas, haría que México perdiera importantes oportunidades para la generación de miles de empleos verdes y no aprovecharía las enormes posibilidades que la relocalización (nearshoring) brinda al país para los siguientes años.