BlackRock, Inc. anunció la adquisición de Global Infrastructure Partners (GIP) por unos 12,500 millones de dólares (mdd), lo que permite crear una plataforma de inversión en infraestructura con un enfoque en la sostenibilidad y la innovación.
Este movimiento sitúa al gigante BlackRock como el segundo mayor gestor de activos de infraestructuras a escala mundial, ya que GIP es el administrador de infraestructura independiente más grande del mundo.
Según los términos de la transacción, BlackRock adquirirá el 100% del negocio y los activos de GIP por una contraprestación total de 3,000 millones de dólares en efectivo y aproximadamente 12 millones de acciones ordinarias de BlackRock.
El sector de infraestructura tiene un mercado valorado en un billón de dólares y se espera que alcance un rápido crecimiento en los mercados privados en los próximos años, respaldado además por la creciente demanda de infraestructura digital y el movimiento hacia la descarbonización.
La nueva plataforma promete impulsar el flujo de transacciones y las oportunidades de coinversión, así como asegurar la continuidad del liderazgo y la alineación con los accionistas de BlackRock.
GIP y BlackRock comparten un compromiso con la inversión responsable y la generación de impacto positivo para sus clientes y las comunidades globales, por lo que ofrecerán una experiencia en infraestructura holística.
De acuerdo con una publicación de El Economista, una mayoría sustancial de la contraprestación total se pagará en acciones de BlackRock, garantizando una alineación de intereses a largo plazo entre ambas partes.
Laurence D. Fink, presidente de BlackRock, destacó que la infraestructura es una de las oportunidades de inversión a largo plazo más interesantes, a medida que una serie de cambios estructurales remodelan la economía global.
El también director ejecutivo de BlackRock cree que la expansión de la infraestructura física y digital seguirá acelerándose, a medida que los gobiernos prioricen la autosuficiencia y la seguridad a través del aumento de la capacidad industrial nacional, la independencia energética y la deslocalización o casi deslocalización de sectores críticos.