Esta tendencia estuvo marcada por una fuerte contracción en la inversión en obras de infraestructura y por lo tanto asociada a la inversión pública de final de sexenio.
El pobre crecimiento del año pasado encuentra explicación en el crecimiento de 4.8% en el gasto de inversión en la construcción residencial, que mejoró respecto al avance de 1.8% de 2023.
Ahora bien, el desempeño de la inversión estuvo apegada al tradicional ciclo sexenal, como suele suceder, por ello se observó un gran freno, particularmente en el segundo semestre del año.
Indica en su reporte mensual, con cifras ajustadas por estacionalidad, que la inversión en construcción se contrajo -1.8%, manteniendo por quinto mes una pronunciada debilidad, ante la caída del rubro residencial en -3.9% y con un marginal avance de la no residencial en 0.2 por ciento.
Perspectiva afectada
Opinan en Banamex que: “Proyectamos que la inversión (fija bruta) seguirá debilitándose. Esto debido a los efectos de la incertidumbre en cuanto a la relación bilateral con Estados Unidos y las modificaciones recientes al marco jurídico, aunado a las altas tasas de interés y la contracción presupuestada de la inversión pública”.
Por su parte, analistas de Banco Base opinan que “la inversión fija bruta en México muestra señales preocupantes de deterioro, con caídas mensuales y anuales que reflejan una pérdida de dinamismo económico. Este panorama se agrava ante los retos adicionales que enfrenta la inversión en 2025. Por un lado, las políticas de la administración de Claudia Sheinbaum, así como el legado institucional que dejó la administración de López Obrador, continúan afectando la confianza empresarial. Por otro lado, las políticas comerciales del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, particularmente la imposición de aranceles, añaden un nuevo riesgo para la inversión, especialmente en sectores dependientes del comercio exterior como lo es el automotriz”.