Entre las principales preocupaciones al comprar una casa están el reunir el dinero suficiente y conseguir el hogar ideal; sin embargo, en Inglaterra y Gales hay una extra, si es una propiedad en freehold o leasehold.
Quien compra una vivienda freehold en Inglaterra y Gales es un propietario absoluto, que incluye el terreno donde está construida la propiedad, como pasa generalmente en otros países. Pero el dueño de una vivienda leasehold, solo adquiere la propiedad en arrendamiento por un tiempo determinado, que por lo general es de varias décadas, sin convertirse en dueño del terreno donde está su hogar.
Y para llevar a cabo cualquier trabajo de remodelación, generalmente debe pedirle permiso al propietario del terreno, además de que debe pagarle anualmente un alquiler por la tierra, que se conoce como ground rent.
La renta es simbólica en muchos casos, al ser un pago en efectivo muy pequeño; pero en otros, es tan cara que los dueños terminan vendiendo la construcción porque no pueden seguir pagando el hospedaje.
"Si eres propietario de un freehold, eres dueño de lo que está abajo del suelo y todo lo que está arriba en el aire”, comentó Saul Gerrand, experto en valoración de inmuebles y extensiones de contratos de leasehold a BBC Mundo.
Agregó el también abogado que el leasehold fue creado para que dos personas o más puedan ser dueñas de propiedades diferentes, una encima de la otra.
En opinión de Karolina Zoltaniecka, cofundadora de Commonhold Now, este sistema no tiene razón de ser en una sociedad moderna, ha creado desajustes sistemáticos de poder que no benefician a los compradores.
Data desde la Edad Media
Su origen es feudal y medieval; un conde era propietario de las tierras y las alquilaba, por lo general a un agricultor o granjero, quien vivía allí y pagaba una renta con parte de lo que producía en esas tierras o mediante algún servicio, comentó el abogado.
Fue hasta el siglo XIX que se inició una discusión sobre las injusticias que creaba este sistema. A partir de la década de 1920 se introdujeron varias leyes para limitar las rentas que los propietarios de la tierra podían cobrar y restringir su derecho de desalojar a los arrendatarios.
Originalmente, los leaseholds se vendieron sobre la base de que al final, cuando expirara el arrendamiento, la propiedad de la tierra y la casa volverían al propietario original.
Hoy en día la legislación permite, entre otras cosas, que los propietarios de casas (desde 1967) y departamentos (desde 1993) bajo el sistema de leasehold puedan prorrogar sus contratos de arrendamiento por 90 años adicionales.
Pero todavía hay mucho por hacer, ya que varios propietarios de departamentos con contrato de leasehold se quejan de que el cobro por reparaciones y mantenimiento de las áreas comunes de los edificios en los que viven es excesivo, además de que deben enfrentar alzas desproporcionadas del alquiler de la tierra sobre la que se levanta su hogar.
Actualmente, cuando se vende por primera vez una propiedad en leasehold se otorga un contrato de alquiler por un periodo fijo, entre 99 y 125 años, pero a veces puede llegar a ser de hasta 999 años.
Y si no extienden el contrato, el dueño de la propiedad pierde su hogar, que vuelve a manos del propietario del terreno.
Recientemente, grandes constructores de viviendas en Inglaterra han vendido propiedades con contratos de leasehold, en los que la renta de la tierra se duplica cada 10 a 25 años.
Buscando remediar en algo la situación, el gobierno británico introdujo una ley en junio de 2022 que estipula que cualquier persona que compre un hogar con un nuevo contrato de leasehold al que aún le quede una duración mínima de 21 años, está exenta de pagar ese alquiler anual de la tierra. Sin embargo, esto no aplica a viviendas que fueron adquiridas antes de esa fecha.
Se dio a conocer en enero de este año que el gobierno cumpliría con la promesa de abolirlo, pero a principios de mayo se reveló que sus planes para reformar el sistema se publicarán hasta fin de año, pero no precisará una fecha para acabar con los leaseholds.
Con información de portafolio.co