Hace unas semanas, el lunes 6 de noviembre, el gigante del coworking WeWork se declaró en bancarrota. Aunque por el momento el procedimiento sólo afecta a Estados Unidos y Canadá, representa una dramática caída en desgracia para la antigua estrella de las start-ups, que hasta hace poco aún se consideraba un unicornio.
Seriamente perjudicada por la pandemia de coronavirus, WeWork espera ahora negociar una reducción significativa de su deuda y la rescisión de los contratos de alquiler de una serie de locales no rentables.
WeWork, nacida oficialmente como The We Company, es una empresa inmobiliaria estadounidense que proporciona espacios de trabajo compartidos para compañías emergentes del sector tecnológico y servicios para otros consorcios.
Como muestra la infografía, basada en datos de la propia firma, la organización está presente actualmente en 119 urbes de casi 40 países -en México cuenta con 3 representaciones-. WeWork tiene más presencia en Estados Unidos, donde actualmente tiene oficinas en 32 metrópolis. Le sigue China, con sucursales distribuidas en 11 localidades.
Aunque es difícil saber qué será de WeWork, la valoración actual de la corporación −44.5 millones de dólares (mdd) el 6 de noviembre, día en que se suspendió la cotización de sus acciones− sugiere un futuro incierto.
Las grandes inversiones que ha recibido la empresa, junto con el hecho de que ha perdido en 2018 más de 1,800 mdd con ventas de aproximadamente la misma cantidad generaron una ola de críticas, comparándola incluso con esquemas piramidales. En septiembre de 2019 su fundador dejó el puesto de CEO.