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La compañía, con más de 500 restaurantes, busca reestructurarse bajo el Capítulo 11, cerrando 93 ubicaciones y nombrando a Jonathan Tibus como nuevo CEO.

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La cadena de restaurantes de mariscos Red Lobster se declaró en quiebra, sucumbiendo ante altos costos, una débil estrategia de marketing y las afectaciones todavía por la pandemia.

Con más de 500 restaurantes en Estados Unidos y Canadá operados por la compañía, se vio presionada por los altos costos de arrendamiento y mano de obra. También carga con una pesada deuda.

 

Bajo su complicada situación financiera, la compañía restaurantera decidió recurrir al Capítulo 11 de protección de bancarrota, enumerando activos y pasivos de entre 1,000 y 10,000 millones de dólares cada uno, señala en su solicitud.

 

Si bien la pandemia de Covid-19 mantuvo a flote a muchos negocios, Red Lobster no pudo hacer frente a las presiones. El tráfico en sus restaurantes se desplomó en un 30% desde 2019, lo que se tradujo en pérdidas netas de 76 millones de dólares en el año fiscal 2023.

 

 

Desde 2014, sus ventas ascendieron entre 2 mil 300 y poco más de 2 mil 500 millones de dólares cada año. Además, enfrentó una fuerte competencia de marcas de comida rápida e informal, como Chipotle y Chick-Fil-A, así como cadenas más nuevas y de rápido crecimiento como Cava y Sweetgreen.

Ante la inminente bancarrota, Red Lobster nombró a Jonathan Tibus, experto en reestructuración, como su nuevo director ejecutivo. La compañía también cerró 93 ubicaciones de bajo rendimiento.

 

Medios de información de Estados Unidos señalan que Red Lobster cederá el control de la empresa a sus acreedores, liderados por Fortress Investment Group, el cual acordó aportar 100 millones de dólares en financiamiento durante el proceso de quiebra.

 

“La oferta de compra fijará el precio mínimo de los activos de Red Lobster y está sujeta a mejores ofertas si alguna se materializa en las próximas semanas”, según la solicitud de Bancarrota.

El director ejecutivo dijo que este “es el mejor camino a seguir”, ya que bajo este proceso de bancarrota podrá reestructurar sus finanzas, reducir su nivel de deuda y saldar los costosos arrendamientos.