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Los millennials en Estados Unidos enfrentan una difícil elección: comprar una casa o ahorrar para su jubilación. Con precios inmobiliarios en alza y salarios estancados, esta generación redefine qué significa tener estabilidad financiera.

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Los millennials estadunidenses están viviendo una encrucijada financiera que define su futuro: elegir entre comprar una vivienda o asegurar una jubilación estable. 

 

Un estudio de Advisor Authority, respaldado por el Nationwide Retirement Institute, revela que 58% de los inversionistas millennials siente que debe decidir entre ser propietario y ahorrar para su retiro. Con precios de vivienda que crecen más rápido que los salarios, esta generación enfrenta un entorno económico muy distinto al de sus padres, en el que la casa dejó de ser el camino principal hacia la riqueza.

 

Mientras las generaciones anteriores veían en la compra de una vivienda una inversión segura, los millennials —hoy entre 29 y 44 años— la perciben como un obstáculo para sus finanzas a largo plazo. El 35% considera que el costo de la vivienda es el mayor freno para su retiro, y 46% cree que los créditos hipotecarios representan una amenaza para su seguridad económica futura.

El impacto ya se refleja en sus decisiones: seis de cada diez millennials han modificado sus planes de jubilación este año ante el aumento de precios del sector inmobiliario. Muchos están priorizando los ahorros sobre el ladrillo: la mitad abrió una cuenta de retiro 401(k) o IRA, y uno de cada cinco optó por invertir en cuentas de corretaje para generar rendimientos a largo plazo. Sin embargo, las dudas persisten: una quinta parte teme que sus ahorros duren menos de 14 años tras jubilarse, y algunos aseguran que su fondo ya empieza a disminuir.

 

 

Según el estudio, este contexto de salarios estancados, altos costos de vida y tasas de interés elevadas está reconfigurando la manera en que los jóvenes estadunidenses entienden el patrimonio. “Los millennials están en sus mejores años de ingresos, pero enfrentan un entorno financiero complejo. Contar con asesoría profesional puede marcar la diferencia para equilibrar metas de corto y largo plazo”, explicó Juan José Pérez, presidente de Nationwide Corporate Solutions.

 

Y, en efecto, cada vez más millennials buscan ayuda especializada. De los que trabajan con un asesor financiero, tres de cada cuatro comenzaron esa relación en el último año. Sin embargo, persiste una brecha de percepción: mientras los millennials se enfocan en los precios de vivienda, los asesores priorizan riesgos como los costos médicos futuros o la incertidumbre sobre la Seguridad Social.

 

Aun con esa desconexión, los asesores ven una oportunidad. Esta generación empieza a acumular ahorros y busca guía para hacerlo de forma más estratégica. De hecho, 61% de los millennials dice estar dispuesto a invertir parte de su cartera en instrumentos que garanticen ingresos estables, como anualidades. 

El mensaje es claro: para los millennials, la estabilidad financiera ya no se mide solo en metros cuadrados, sino en la capacidad de mantener un ingreso seguro y sostenible a largo plazo. En un entorno de vivienda cada vez más inaccesible, la seguridad en la jubilación se ha convertido en el nuevo sueño americano.