Para Marco Salame, presidente del Consejo de Administración de Grupo Bosque Real, representa un orgullo para el grupo este lanzamiento, acompañado de la prestigiosa firma gala con más de 70 años en el mercado.
Las residencias, en palabras de Salame, han tenido muy buena aceptación en el mercado, “y eso nos demuestra que hay muchísima confianza en seguir invirtiendo. Eso es algo que nosotros aplicamos todos los días. Somos mexicanos y tenemos que seguir invirtiendo en México. Tenemos que seguir creando fuentes de empleo en México. Aquí nacieron nuestros abuelos, padres, hijos y nietos”.
500 metros cuadrados de construcción
La mayoría de las residencias tendrán 500 metros cuadrados (m2) de construcción, además de ocho penthouses de 700 m2 y dos gardens de 700 m2 cada uno, con amenidades boutique para los residentes. Los costos de las residencias irán de los 40 a los 70 millones de pesos.
El sitio donde se ubicarán las residencias es considerado uno de los mejores de Bosque Real, un desarrollo localizado en 800 hectáreas totales. “Se necesitaba un terreno de esta naturaleza para crear un proyecto de esta magnitud. Trabajamos mucho con la gente de roche bobois, con nuestros arquitectos y logramos este proyecto”.
Todos los muebles de las áreas comunes serán de la marca roche bobois, con la opción de quien adquiera una residencia y desee artículos de esa marca en su hogar, podrá adquirirlos con un descuento.
Crear comunidad
El proyecto total de Bosque Real contempla convertirse en una pequeña ciudad, con 250 mil personas viviendo ahí, entre residentes y trabajadores, bajo una filosofía: crear comunidad. “Para mí es fundamental que la gente viva en paz”, agrega Marcos Salame. “Es lo que estamos tratando en Bosque Real: hacer comunidad”.
Lo anterior incluye el Hub Bosque Real, al que tienen acceso personas externas para hacer coworking, a la par de estar trabajando en la creación del primer parque para gente con capacidades diferentes, con juegos y entretenimiento especiales para ellos, así como la donación del Grupo de un terreno para la construcción de instalaciones para niños con parálisis cerebral y autismo, además de la labor social en las comunidades aledañas a través de la Fundación Alberto Salame.