Desde hace años, la tierra para uso agrícola se expandió a expensas de los bosques; las poblaciones marinas están siendo actualmente diezmadas por la sobrepesca y los arrecifes de coral están siendo obstruidos por los desechos de plástico, a través de bolsas, popotes, cubrebocas y otros insumos.
Ante ello, lamentablemente, no es una sorpresa que el impacto del ser humano, con la agravante del cambio climático, ponga en jaque la existencia de miles de especies animales y vegetales, así como de diversas zonas de habitación en varias zonas de la tierra.
Según una revisión general de las especies en riesgo de extinción, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), hay una crisis de extinción.
Fundada en 1964, la lista es actualmente una fuente de información respecto del estado de conservación global de especies de animales, hongos y plantas, que lo constituye como indicador crítico de la salud de la biodiversidad del mundo.
Según la Lista Roja de animales en peligro de extinción, la biodiversidad está disminuyendo en el planeta. Según el análisis de 13,374 especies estudiadas, 38,543 podrían desaparecer de la Tierra, lo que significa que 28% de las especies clasificadas están en riesgo.
La lista contempla 41% de anfibios, 37% de tiburones y rayas, 34% de coníferas, 33% de corales formadores de arrecifes, 28% de crustáceos, 26% de mamíferos y 14% de aves.
Nueva visión
Ante estos retos, el turismo responsable busca minimizar los impactos negativos en el ecosistema, economía, sociedad y cultura del lugar en el que se desarrolla la actividad turística.
Lo anterior, no sólo desde el punto de vista del viajero sino también los negocios o instituciones en la oferta y promoción de servicios turísticos, lo cual implica que un turista, un hotel o un ayuntamiento o gobierno local realicen prácticas de turismo responsable.
1.- Cuida el ecosistema. Entre algunos de los puntos destacables de esta práctica de turismo, están el respeto a la naturaleza, para no degradar el ecosistema de la zona que se visita, los espacios naturales (sobrepasar zonas acotadas, tirar residuos), los animales y las plantas.
Como todos sabemos, hay quien coge plantas, conchas o corales para llevárselos a casa como recuerdo. También se pide evitar comprar objetos fabricados con materiales conseguidos por métodos como la caza ilegal (como pieles o animales exóticos o endémicos de un lugar).
Si visitas un zoológico, busca centros que hayan rescatado animales del maltrato para iniciar procesos de reinserción en la naturaleza. A la hora de comer, toma en cuenta las temporadas de veda de ciertos mariscos o animales de caza, ya que hay locales que no las respetan con tal de lucrarse.
2.- Reutilización. Otro punto es que a veces nos cuesta cargar con elementos de los que podemos prescindir y recurrimos al “usar y tirar” y para no generar basura extra, utilicemos bolsas o botellas reutilizables y evitemos las vajillas y cubiertos de plástico.
En diversos lugares de México se aplican diversas políticas de reciclaje o en tu propio alojamiento para que cada residuo esté en el contenedor correspondiente.
3.- No al derroche de energía. Durante el alojamiento de un hotel o alquiler solemos despreocuparnos del gasto de agua o electricidad con la idea de que “ya tenemos todo pagado”. Prácticas como la tarjeta puesta todo el tiempo en la habitación o el uso indiscriminado del aire acondicionado durante horas deben mitigarse.
Con este despilfarro energético se perjudica al territorio al que hemos viajado y al planeta en general. Podríamos sumarnos hacia un turismo más responsable, ¿no crees?
Con información de Statista e Intermundial.es