La economía global ha vivido un largo periodo de tasas de interés bajas, en gran medida por la aplicación de políticas monetarias expansivas para estimular el crecimiento económico de distintas regiones. Sin embargo, todo parece indicar que ese ciclo ya acabó y para el último cuatrimestre de 2015, habrá incrementos en las tasas de interés de referencia tanto en Estados Unidos, como en México.
La fase más intensa de la crisis financiera –finales de 2008, principios de 2009–, propició que los bancos centrales dispusieran de su capacidad para actuar como prestamistas de última instancia, proporcionando liquidez a corto plazo a las instituciones financieras y supliendo la falta de financiación; todo ello con el objeto de mitigar el pánico bancario y procurar la estabilidad financiera.
Sin embargo, la extinción de la etapa más intensa del ‘incendio’ resultó insuficiente para revertir las consecuencias de la mayor crisis financiera sobre la economía internacional. Ante ello, la mayoría de los bancos centrales respondió orientando la gestión de su política monetaria a estimular el retorno al crecimiento económico.
Para procurar este objetivo, la política monetaria convencional conllevó la reducción, sin precedentes, del tipo de interés a un día, ya que a través de la implementación de esta medida se influye sobre un amplio espectro de tipos de interés; esto, a su vez, repercute en el gasto de los consumidores y las inversiones de capital por parte de las empresas, estimulando la demanda sobre la producción de la economía y fomentando el crecimiento.
Pero la respuesta que se obtuvo a dichos estímulos, dejó claro que la economía necesitaba un apoyo adicional que favoreciera, en mayor medida, a su recuperación; ante ello, se añadió el uso de herramientas menos convencionales, conocidas comúnmente bajo el término de política monetaria cuantitativa. Dicha medida, conlleva la realización de compras a gran a gran escala de títulos garantizados por el gobierno, por parte de los bancos centrales a instituciones financieras.
La implementación de ambas medidas, cuya lógica fundamental es la reducción de los tipos de interés para estimular la economía, resultó en un ‘experimento monetario’ sin precedentes.
Tasas de interés en Estados Unidos se normalizan
Siete años después del inicio de la crisis financiera, ha sido la actividad económica de Estados Unidos la que ha logrado consolidar su fortaleza, y con ello, también la expectativa de que el prolongado periodo de tasas de interés en niveles históricamente bajos está próximo a terminar.
Ante este escenario y con el objetivo de lograr una mayor transparencia y eficacia en la conducción de su política monetaria, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) adoptó diversas medidas encaminadas a procurar una mejor orientación al mercado sobre la trayectoria futura de las tasas de interés.
De entre estas medidas destaca que, por primera vez, se hizo del conocimiento público, la definición numérica institucional para la estabilidad de precios, variable fundamental al evaluar la estabilidad económica y, consecuentemente, en las decisiones de política monetaria.
Asimismo, al comunicar al mercado sus objetivos y planes, la FED ha expresado con claridad que su política monetaria se aplicará con la finalidad de llegar a los objetivos previamente planteados, por lo que un cambio en la tasa de interés de referencia obedecerá, fundamentalmente, a una mayor certeza por parte de las autoridades de política monetaria de la convergencia de las variables fundamentales en materia de estabilidad económica al nivel considerado óptimo.
En este sentido, el seguimiento puntual del mercado, en lo referente a los principales indicadores económicos, ha crecido en relevancia y conforme se obtienen resultados mixtos, también se genera un alto grado de incertidumbre asociado al momento en que se lleve a cabo el primer incremento, detonando episodios de alta volatilidad en los mercados financieros internacionales.
Impacto en México
La incertidumbre sobre la trayectoria de las tasas de interés en Estados Unidos, de la mano de una coyuntura internacional particularmente compleja, ha contribuido a intensificar los riesgos sobre el programa monetario del Banco de México (Banxico). De manera puntual, la elevada volatilidad en los mercados financieros internacionales, aunada a una menor entrada de flujos de capital, se traduce en fuertes presiones alcistas sobre el tipo de cambio, lo que mantiene latente el riesgo de un mayor impacto sobre la economía nacional y, en particular, sobre la inflación.
Por otro lado, una exitosa estrategia de atracción de capitales internacionales ha puesto al país en una situación particularmente vulnerable, sobre todo al momento de enfrentar la interrupción o salida repentina de estos, atentando contra la estabilidad financiera.
Estos factores, en conjunto, con un entorno de mayor incertidumbre sobre la corrección al alza de las tasas de interés en Estados Unidos, constituyen un mayor reto para la conducción de la política monetaria en México, la cual, dado el objetivo prioritario institucional de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la divisa nacional, deberá encaminarse a modificar –de la manera más oportuna– la postura monetaria, todo ello con el objetivo de abatir el pernicioso riesgo del efecto inflacionario.
En este sentido, el Banxico ha dado pasos encaminados a estar en condiciones de actuar con prontitud y eficacia, en virtud a un cambio en la tasa de referencia de Estados Unidos, para lo cual se expidió un nuevo calendario para anunciar las medidas de política monetaria en lo que resta del año; esta nueva agenda señala que dichos anuncios se llevarán a cabo un día después de la publicación del anuncio de política monetaria de la FED. Medida que, a su vez, enfatiza la importancia de la postura monetaria relativa entre México y Estados Unidos y que permite al Banxico estar en condiciones de actuar de manera oportuna a un cambio en la postura monetaria de la FED.
De esta manera, bajo el supuesto de que el panorama económico actual permanezca sustancialmente inalterado, nuestras previsiones sitúan al primer decreto, de un alza en las tasas por parte de la FED (en la reunión programada para el 17 de septiembre), en una magnitud de 25 puntos base. Asimismo, anticipamos un segundo incremento, de igual magnitud, en la tasa de referencia (en la reunión programada para el 16 de diciembre).
Dado lo anteriormente expuesto, anticipamos una respuesta inmediata por parte del Banxico a los cambios en la postura monetaria de la FED; es decir, si no se presentan eventos que interfieran con el escenario actual, prevemos de igual forma dos incrementos de 25 puntos base para la tasa de referencia del Banco de México en el presente año. El primero decretado en la reunión del 21 de septiembre y el segundo, en la reunión programada para el 17 de diciembre. Lo cual llevaría a la tasa de referencia a concluir el año en curso en un nivel de 3.5 por ciento.
Texto:Nadezhda Bustamante
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