A la Ciudad de México (CDMX) le falta un plan de crecimiento que permita un desarrollo urbano eficaz y de largo plazo. Actualmente, las deficiencias se notan en varios aspectos, principalmente en el desequilibrado incremento de su población en relación con la oferta de algunos servicios básicos; por ejemplo, el transporte público.
Expertos del McKinsey Global Institute la firma afirman que para 2025, 315 millones de personas vivirán en las 198 principales ciudades de América Latina; es decir, una población mayor a la que actualmente tiene Estados Unidos.
También indicaron que 50 millones ingresarán a la fuerza laboral, lo que representa una cifra mayor a la población en edad de trabajar que tiene Francia hoy en día. Mientras que el 65% del crecimiento de América Latina provendrá de las 198 ciudades.
“En el 2025, estas ciudades producirán un crecimiento de 3.8 billones de dólares −casi el triple del Producto Interno Bruto (PIB) actual de España−; y tendrán un PIB per cápita de 23 mil dólares”, señala el instituto en el estudio “Construyendo ciudades competitivas: La clave para el crecimiento en América”.
Por otra parte, cifras del Banco Mundial (BM) indican que más del 50% de la población del mundo vive en zonas urbanas y se espera que para el 2045 aumente 1.5 veces hasta llegar a 6 mil millones de habitantes; para 2050 se prevé que la población urbana se habrá duplicado, y casi siete de cada 10 personas vivirán en ciudades. Para México, se pronostica que este año aumente su población a los 145 millones.
En este contexto, las autoridades que rigen las ciudades deben planificar el crecimiento y proporcionar los servicios básicos, la infraestructura y vivienda asequible necesarias para esta población en expansión, refiere el organismo.
“Dado que más del 80% del PIB mundial se genera en las ciudades, la urbanización, si se gestiona adecuadamente, puede contribuir al crecimiento sostenible, aumentando la productividad y facilitando la innovación y el surgimiento de nuevas ideas”. Lo cual se puede lograr mejorando la calidad de vida de los ciudadanos, por ejemplo, siendo más competitivos en cada aspecto de la vida.
En este contexto, el Índice de Competitividad Internacional (ICI) 2019, deI Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), destaca que México está en el sitio 34 en materia de competitividad a nivel global. Y no es buena señal, pues tiene más similitudes con Nigeria, en África, que con Noruega, que ostenta el primer sitio. Por lo que, se considera, el país está en estancamiento.
Para Fátima Masse Torres, directora de investigación del IMCO, las ciudades son los motores de crecimiento de los países; pero la forma en la que se desarrollan incide en la calidad de los servicios y el acceso que tienen los habitantes a estos. “Para ofrecer mejores servicios de calidad, el gobierno debería estar invirtiendo en infraestructura y servicios de mayor rendimiento social, como salud, transporte o investigación”.
Según el índice, las fortalezas de México son macroeconómicas: Inflación y atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) estables, niveles de desempleo relativamente bajos; aunque no ocurre lo mismo con los indicadores relacionados con la calidad de vida. Por eso se tiene que dar prioridad a la infraestructura y a los servicios públicos que están enfocados al bienestar de las personas.
Transporte público, un pendiente
El gasto que realizan las personas en el uso de transporte público es alto, y para los hogares que están más alejados del centro de la CDMX, es todavía mayor; ya que destinan hasta 19% de su gasto; mientras que un hogar en la periferia reserva un 22.4%, dijo Masse Torres durante su participación en el 30 Congreso Nacional de Ingeniería Civil: Infraestructura, retos y oportunidades, realizado en CDMX.
En el mismo foro, Rodrigo Díaz González, subsecretario de Planeación, Políticas y Regulación de la Secretaría de Movilidad (Semovi), señaló que estos viajes pueden realizarse en metro en la misma capital; se considera que al menos un 40% de las personas que transitan en el tren metropolitano de la Ciudad de México −operado por el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM)−, lo hacen desde el Estado de México (Edomex).
“Una persona en la Ciudad de México gasta hasta cinco años de su vida pegada en el tráfico. Si se tuviera que calificar el sistema de movilidad de la capital del país, sería: Fragmentado, ineficiente, frágil e inequitativo”, sostuvo el funcionario.
Por un lado, es fragmentado porque la capital y el Edomex son dos entidades que forman un solo territorio en las que, entre ambas, ocurren 4.5 millones de viajes. Lo que se traduce en mayor tiempo, dinero, ineficiencia y más emisiones.
Además, el transporte público de la ciudad es frágil, recibe poco mantenimiento, es poco resilente y, además, sensible a cualquier evento, como los accidentes viales o manifestaciones. Pese a esto, los ciudadanos realizan la mayor parte de los viajes en microbuses, que son vehículos que tienen, por cierto, escasa regulación: “No sabemos cuántos son, no tenemos material al 100% de las rutas”. Ante esto, lo ideal es conectar todas las periferias, a donde no llega el transporte masivo, sentenció Díaz González, durante su participación en el panel “Movilidad y Transporte en la Ciudad de México. Hacia la ciudad con mejor calidad de vida”.
Asimismo, indicó que se debe rescatar la infraestructura que ya se tiene, como los 225 kilómetros de red del STC, a fin de utilizarla al máximo. Cabe mencionar que, en 2018, uno de cada cuatro trenes estaba en talleres. Algo similar ocurría con los trenes ligeros, porque de cada 24 unidades, solo 12 funcionaban ante la falta de mantenimiento.
Otro aspecto fundamental es la seguridad vial, que conlleva la protección a la integridad de las personas cuando viajan, dijo el representante de la Semovi. “Es fundamental favorecer un transporte sustentable, dimensionar el espacio y priorizar la circulación de modo sustentable”.
Para ello, el gobierno de la Ciudad de México está destinando 81.5% del presupuesto a la movilidad sustentable; de cada cinco pesos, cuatro se van a operaciones, infraestructura y transporte sustentable.
Si se toma en cuenta que una infraestructura dura 30 años, por lo menos, los responsables de implementar la seguridad vial deben crearla segura y centrada en las personas, que incluya a todos los ciudadanos, por ejemplo, a las personas con discapacidades. “Debe haber participación de la IP en la infraestructura del transporte público, con alta tecnología y cuidando el medio ambiente”.
Hacia una mejor calidad de vida en los espacios
Un aspecto crítico de la capital del país es el crecimiento de la mancha urbana; donde la mayor parte va a ser de origen irregular, incluso ilegal (60%) indicó Jorge Díez de Bonilla Rico, promotor de desarrollos de infraestructura, en el panel “La competitividad de las ciudades de México. Presente y futuro de la Zona Metropolitana de la CDMX”, en el 30 Congreso de ingenieros Civiles.
Añadió que la Zona Metropolitana (ZMCDMX) tiene otro problema grave: El abasto y la distribución del agua, pues 40% de la potabilizada se pierde en fugas de la red, debido a los asentamientos y a la sobreexplotación; además de tarifas que representan un gran subsidio. Y solo 12% de la que se utiliza es tratada.
Así, las propuestas del IMCO incluyen un esquema de seguridad social que cuente con los recursos de infraestructura, personal e insumos; aunque avanzar hacia este proyecto significaría un reto porque los paquetes de este tipo son costosos e implicaría realizar una evaluación sobre la política fiscal.
En términos de desarrollo urbano, se requieren ciudades más compactas e incluyentes, con una mayor inversión en transporte público y más facilidades para crear mayor vivienda asequible en zonas centrales.
Ante el cambio climático y sus impactos sobre el recurso hídrico, la infraestructura y los procesos productivos, se deben construir ciudades sustentables; diseñadas a partir de las principales certificaciones a nivel mundial que exigen claridad en la planificación, selección del sitio, el diseño, la construcción y operación.
Para tal efecto, el análisis de ciclo de vida de las edificaciones es fundamental, desde saber de dónde viene la materia prima, hasta dónde va a llegar o cómo se va a utilizar. Reducir, reusar, reciclar y hacer eco de la resilencia son la necesidades reales; incluso la solución para mermar el daño en los espacios y avanzar hacia ciudades sostenibles, que sean habitables y funcionales para los próximos ciudadanos.
Texto:Real Estate Market & Lifestyle
Foto: Fernanda Familiar / centro urbano / © Volvo Bus Corporation. All rights reserved / CNN / FR-EE