El Estado de México cuenta con una ubicación estratégica, un mercado consolidado y una competitividad prometedora, por lo que es un estado clave para el gremio inmobiliario. La distribución de su oferta se divide de la siguiente forma: 50% casas, 25% departamentos, 12% terrenos, 5% oficinas, 4% locales comerciales, y el restante, 4% en otros usos.