Académicos afirman que la capital de un país tiene un elevado valor simbólico, que va más allá de concentrar las principales instituciones –sobre todo el poder central de una nación–, porque suele ser la imagen esencial de esta para el mundo, al reflejar parte importante de su identidad.
La Ciudad de México, además de ser el centro del país y la sede de los tres poderes federales (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), desde el punto de vista económico es el epicentro neurálgico de la actividad financiera y los negocios.
Históricamente, sabemos que al Valle de México llegaron los mexicas hacia el siglo XIV, que se establecieron en el islote (lago) y fundaron Tenochtitlán. Hacía 1519 llegaron los españoles y en agosto de 1521 culminaron la Conquista, para posteriormente, durante el periodo colonial, erigir suntuosas edificaciones, muchas de ellas sobre construcciones prehispánicas.
Fueron tantas las cimentaciones fastuosas en lo que ahora conocemos como Centro Histórico, que se le llegó a nombrar o describir como la “Ciudad de los Palacios” por un viajero inglés en el siglo XIX.
La capital ha experimentado cambios dramáticos en el aspecto económico, urbano, cultural, político y social. Por ejemplo, ha transformado radicalmente su paisaje, de gigantescos mosaicos de lagos en la época prehispánica, a la citada Ciudad de los Palacios y, actualmente, a un skyline moderno, con espectaculares edificaciones en diversas zonas de esta urbe.
Su evolución ha sido tan considerable que hoy es el núcleo de una de las metrópolis más grandes del mundo, una ciudad moderna, con una inmensa actividad económica y movilidad.
Como parte de su histórica transformación mercantil, fue transformando su movimiento productivo, porque hasta los años ochenta mantuvo una importante presencia industrial, además de un sólido sector de servicios y sin duda un poderoso aparato gubernamental.
Pero a partir de la década de los noventa, por el tema ambiental y el uso del agua, muchas empresas salieron de la capital, e inició la importancia del sector servicios.
Desde un punto de vista económico, la Ciudad de México es la que mayor aportación realiza al país, es el centro de los negocios, de los servicios, de la academia, de la salud, del turismo de negocios, de los espectáculos, entre infinidad de cualidades.
Hay quien describe que, en materia económica, la Ciudad de México es un reflejo de su clima, porque hay mucha calidez para los negocios.
Sin embargo, en los años recientes (2020 a 2022), la pandemia tuvo serias afectaciones sobre las grandes megalópolis del mundo, y la CDMX no fue la excepción. Con rezago, pero hoy en día su actividad económica está completamente reactiva y en plena recuperación, además de que su vida cotidiana logró regresar a la normalidad.
No cabe duda que hay gestiones más dinámicas que otras, pero, la recuperación económica local va viento en popa. Algunas actividades más activas son el turismo, los servicios y la construcción que empiezan a mostrar fuerza.
Hay que recordar que desde el 18 de noviembre de 1824, el Congreso aprobó la creación del Distrito Federal y se nombró como la capital del país durante la promulgación de la primera Constitución Federal Mexicana, para albergar los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Pero fue hasta junio de 1997 cuando se llevaron a cabo, por primera vez, elecciones para designar en forma democrática al Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, resultando ganador Cuauhtémoc Cárdenas.
Algo relevante fue que en enero de 2016, la Ciudad de México se transformó en el estado número 32 del país, derivado de una reforma de la Constitución, con lo que obtuvo autonomía para configurarse política y administrativamente, dejando de llamarse Distrito Federal.
Actualmente, la capital del país es gobernada por la primera mujer electa democráticamente, Claudia Sheinbaum Pardo, quien lleva cuatro años de gestión, y que en las encuestas figura como la principal opción para convertirse en candidata a la Presidencia de la República por parte del partido en el poder.
Texto:Ricardo Vázquez
Foto: Funo / cdmx secreta / rem