Miguel Peraza
Actualmente podemos preguntarnos: ¿Qué relación guardan el Corredor Transístmico, el nearshoring, el Mexican Moment y las culturas del golfo de México?
Región rica en naturaleza y cultura
El Istmo de Tehuantepec es la región geográfica más angosta de México que acerca por tierra a dos grandes océanos, al Pacífico con el Atlántico, con 303 kilómetros (km) de distancia entre uno y otro.
En términos de geografía es un área rica en variedad de ambientes provocados por la presencia de los mares y sus vientos, lo que produce la afluencia de ríos, lagunas y manglares que coexisten en un sistema de cordilleras, donde se localizan mesetas, valles, llanuras y volcanes.
Para algunos estudiosos, el Istmo de Tehuantepec significa la separación entre América del Norte y Centroamérica; sin embargo, para otros, esta frontera geológica se encuentra en Guatemala, donde chocan las placas tectónicas de América y el Caribe, dividiendo así al continente más grande del mundo al ser el único que recorre ambos polos.
En Tehuantepec se asentó la civilización Olmeca hace más de 7 mil años, precedida, tal vez por grupos nómadas dedicados a la caza y a la pesca.
En esta angostura territorial del continente han coexistido diferentes etnias como parte de lo que conocemos como las Culturas del Golfo: tepehuanes, huastecos, nahuas, otomíes, huastecos, mixtecos, mixes entre otros habitantes. En la actualidad sobreviven los zapotecas, zoques, mixes, huaves y huastecos, orgullosamente conservan sus lenguas, que en el caso del zapoteco, se escribe, se lee y se habla en la zona. Esta región es rica en costumbres, además de poseer una amplia cultura.
Todas son etnias que en su momento se resistieron a la colonización española y orgullosamente sobrevivieron, y hoy forman parte de los pueblos originarios que actualmente conforman la Federación de la República Mexicana.
Por otra parte, esta región ha dado al mundo la riqueza de la llamada Escuela de Oaxaca, con pintores como Rufino Tamayo (1899-1991), Francisco Toledo (1940-2019) y Rodolfo Morales (1925-2001) entre otros destacados.
En Tehuantepec se asentó la civilización Olmeca hace más de 7 mil años.
Oportunidad para México
Ahora bien, el nearshoring lo genera la guerra comercial entre China y Estados Unidos (2016), y coloca a México en el centro de atracción para la inversión de empresas que buscan la expansión de sus plantas productivas para exportar hacia los Estados Unidos, con precios más competitivos al reducir la distancia, utilizar energías renovables y aprovechar la mano de obra mexicana especializada.
De acuerdo a los datos proporcionados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para Latinoámerica habría un aumento en las exportaciones de 78 mil millones de dólares (mdd) de los cuales México podrá participar con 35 mil 500 mdd, es decir, casi el 50 por ciento.
La pandemia confirmó la complejidad que implica la distancia entre los diferentes productores ubicados en regiones distantes a Estados Unidos, lo que ubica a México como un país relevante para lograr mayores exportaciones hacia el vecino del norte. Para México, el reto es lograr que cada contenedor para exportación contenga el mayor porcentaje posible de producción nacional, y no convertirnos solamente en una nación de paso de las exportaciones, con una baja ganancia comercial.
Esta región ha dado al mundo la riqueza de la llamada Escuela de Oaxaca.
Europa es un polvorín, la crisis energética, las migraciones masivas y los prolongados conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania, Israel y Gaza, aunado a la crisis del Canal de Panamá por la sequía, son variables exógenas que favorecen a México y ponen nuevamente a nuestro país en la visión geopolítica estratégica, por los más de 3 mil km de frontera que tiene con los Estados Unidos, además de contar con 14 Tratados de Libre Comercio (TLC) con 50 naciones, más 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) con 31 países y 9 acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial).
Por estas condiciones naturales del país, anteriormente mencionadas, y de la reestructuración tanto de territorios, como los reajustes sociales mundiales, las estrategias de inversión y el nearshoring, es que se conoce a todo este fenómeno económico como Mexican Moment.
La guerra comercial entre México y Estados Unidos coloca a México en el centro de atracción.
Renacer del Istmo
Recordemos que el siglo XIX fue determinante para la relación histórica entre México y los Estados Unidos, por la intervención militar estadounidense llamada Guerra Mexicano-estadounidense, que fue un enfrentamiento bélico entre los años 1846 y 1848, donde al finalizar, México terminó cediendo más del 50% de su territorio, como consecuencia del conflicto.
Años después, durante la Guerra de Reforma entre conservadores y liberales, México y Estados Unidos firmaron el 14 de diciembre de 1859, en el Puerto de Veracruz, el Tratado Tránsito y Comercio –conocido coloquialmente como Tratado McLane-Ocampo–, pero no se implementó por diferentes motivos, fundamentalmente políticos o como una estrategia diplomática de México para deshacerse de otros países que tenían fines intervencionistas.
El Tratado McLane-Ocampo acordaba el tránsito comercial a perpetuidad de los Estados Unidos por el Istmo de Tehuantepec, a cambio de 4 millones dólares más otro tanto de condiciones económicas y políticas para México.
Este tratado tuvo una variedad de interpretaciones históricas, algunas de ellas desafortunadas, en la mayor de las ocasiones hacia el presidente Benito Juárez; sin embargo, esta situación dio legitimidad al gobierno juarista, alejando a Inglaterra y España de las fronteras mexicanas. Este Tratado quedó como un intento de unir el comercio entre tres continentes: Asia, América y Europa.
Después de siglo y medio, el Istmo de Tehuantepec reaparece como un polo de desarrollo mundial, inmerso en una oleada de necesidades contemporáneas de la humanidad y de frente a la creciente economía planetaria en plena regionalización, que hasta hoy posee la estructura más globalizada de sus historias, apoyada con el uso de tecnologías disruptivas y la aplicación en pleno de la inteligencia artificial (IA).
Con todo ello, esta distancia de 303 km que separa a ambos océanos se convierte en una alternativa competitiva determinante para el comercio mundial, en tiempo y costo, para la distribución de mercancías.
El Mexican Moment, el nearshoring, la cultura ancestral y presente quedan engarzadas por el corredor transístmico, haciendo sentir e imaginar que el planeta continúa siendo un continente, la Pangea que confluye en un solo mar: la Pantalasa.
El Istmo de Tehuantepec es la región geográfica más angosta de México que acerca por tierra a los océanos Pacífico con el Atlántico.
Texto:Miguel Peraza
Foto: REM