La educación financiera comprende los conocimientos, comportamientos y actitudes que una persona adopta para administrar sus recursos económicos, con el objetivo de alcanzar metas personales y construir una salud económica sólida a corto, mediano y largo plazo.
Al respecto, Simplestate propuso cinco acciones para seguir impulsando la educación financiera en niñas y niños:
- Incluir la educación financiera en el hogar, mediante recursos lúdicos como juegos y libros, o visitas familiares a museos que fomenten actividades educativas y divertidas.
Gonzalo Abalsamo, cofundador y CEO de Simplestate, dijo: “La capacidad de tomar decisiones informadas sobre finanzas y proteger los derechos financieros es crucial para el bienestar individual y social”.
- Promover el ahorro, iniciando con una alcancía o abriendo una cuenta de ahorros, considerando que, a partir de los 3 años, los niños comienzan a reconocer las monedas y comprenden su valor de intercambio.
- Dar la oportunidad de tomar decisiones financieras, permitiendo que puedan elegir cómo gastar sus ahorros. Los mayores de 10 años podrían participar en la elaboración del presupuesto familiar.
- Ser un buen ejemplo, con adultos que muestren un comportamiento financiero sano para que sus hijos lo imiten.
- Proponer cursos en el colegio, ya que las escuelas juegan un papel vital.
“La educación financiera en la infancia no solo mejora las habilidades matemáticas y de pensamiento crítico, sino que también prepara a los jóvenes para tomar decisiones financieras responsables en el futuro, contribuyendo a su independencia financiera y reduciendo riesgos de endeudamiento y estafas”, concluyó Abalsamo.