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La tendencia de depreciación del dólar se intensificará aún más en 2018, aunque el billete verde no se dará por vencido fácilmente, afirmó un análisis de Carmignac Risk Manager.

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De acuerdo con un análisis de Didier Saint Georges, el euro será una de las primeras divisas en poder beneficiarse de la situación si la dinámica económica y política lograra confirmar su renacimiento.

Indicó que “la breve apreciación del dólar a finales de 2016, tras la elección de Donald Trump, respondía a una interpretación bastante simple y literal de la promesa del candidato republicano: reforzar todos los aspectos de la economía estadounidense, lo que se traducía en un mayor atractivo de las inversiones efectuadas en la divisa estadounidense. Pero lo que realmente es necesario examinar de cerca es la increíble reversión de tendencia registrada en 2017, año en el que el dólar se depreció marcadamente frente a todas las divisas.”

En respuesta a esta evolución, el euro se apreció notablemente el año pasado, de forma espectacular frente al dólar (+14%), pero también frente a las principales divisas a escala mundial (+10%). Hay varias razones a estudiar para anticipar su desempeño:

 

· Primera pista: Por el Brexit se anticipó la muerte del euro en 2016. Resultó demasiado exagerado, al final no pasó nada.

· Segunda pista: el crecimiento económico. Los constantes fracasos de la administración Trump para lograr la aprobación de su programa económico cuestionaron el hecho de que la confianza de los consumidores y de las empresas estadounidenses fuera a traducirse en un aumento notable de la actividad. De hecho, por primera vez desde 2008, el crecimiento de la zona del euro superó ligeramente al de Estados Unidos en 2017.

· Tercera pista: los tipos de cambio. Lógicamente, el valor de una divisa se ve influenciado por la balanza comercial de un país. Un país o una región que presenta una balanza comercial con superávit provocará automáticamente que los países clientes compren su divisa con el fin de abonar sus importaciones. A ello le seguirá una presión alcista para esta divisa. Así, la zona del euro, principalmente gracias a Alemania, registra un superávit por cuenta corriente de más del 3%, mientras que Estados Unidos presenta un déficit de más del 2%.

Esta cuarta pista es difícilmente cuantificable, pero decisiva. En los años posteriores a la creación del euro, el creciente reconocimiento de su credibilidad como nueva divisa de reserva internacional tocó fondo de forma inesperada en 2008 con motivo de la gran crisis financiera. Desde entonces, la envergadura de la zona del euro, aún frágil, y de su divisa, no había podido hacer frente a la de Estados Unidos, sobre todo cuando la región europea se aproximó al borde del abismo económico en 2010-2011 y, después, en el plano político en 2016. Aún no han renovado la confianza a largo plazo en el euro. Sin embargo, esta perspectiva progresa y tiene tanto potencial que la alternativa estadounidense empieza a generar dudas.