De acuerdo con un reporte, en México son pocos los sectores industriales que aportan más de 1% del Producto Interno Bruto (PIB) y uno de ellos es el hospitalario, que apoya con el 1.14%, además de que es de los más importantes para el sector salud.
No obstante, este rubro es de los que menos información se tiene, lo que representa un obstáculo para el adecuado funcionamiento del sistema y la toma de decisiones eficientes por parte de compradores, proveedores y pacientes al momento de elegir dónde atenderse.
Eduardo González-Pier, exsubsecretario de Salud, mencionó que la infraestructura hospitalaria del país abarca un total de 4,235 hospitales con una capacidad instalada de 133,000 camas (incluyendo públicos y privados), donde trabajan unas 600,000 personas atendiendo cerca de 6 millones de pacientes anualmente.
Al presentar el primer Ranking de hospitales privados en México, detalló que las unidades privadas abarcan una tercera parte de la capacidad hospitalaria del país, pero la cobertura está concentrada en las principales ciudades de los estados con mayor desarrollo del país.
De acuerdo con el conteo, el rubro hospitalario privado está compuesto por un total de 2,855 unidades, de las cuales la gran mayoría o el 91%, son pequeñas (unos 2,598 hospitales), que tienen 24 camas o menos; 158 son hospitales medianos, de 25 a 49 camas; y grandes, de 50 camas o más, un total de 99.
En cambio, los hospitales públicos son un número menor, 1,380, pero de mayor tamaño y concentran el doble de capacidad cubriendo un 67%, pues son grandes nosocomios de 60 camas en promedio y se ubican no solamente en grandes zonas urbanas sino en ciudades medianas mexicanas.
Cabe destacar que la gran mayoría de unidades son de la Secretaría de Salud (762); del IMSS (269), con hospitales más grandes; ISSSTE (111); IMSS Bienestar (80); estatales (50); Sedena (45); Semar (33); Pemex (23); así como los universitarios (7).
El primer ranking incluye 21 clasificaciones distintas de todos los hospitales privados en México, y fue desarrollado conjuntamente por la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) y la consultora Atitude Health Care, publicó El Economista.