La independencia financiera de las mujeres todavía tiene que enfrentarse a algunos retos, como lo detalló la institución financiera GBM, y resaltó que existen tres aspectos por los cuales las mujeres deben convertirse en inversionistas: la brecha salarial, el hecho de que viven más que los hombres y dedicar más tiempo a labores no remuneradas.
Con lo que respecta a la longevidad, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en su serie 2010-2021, registró que la esperanza de vida de las mujeres se encuentra en 77.7 años en comparación a los 72.3 años de los hombres.
Lo cual significa que si los hombres necesitan generar un patrimonio que sea suficiente para solventar sus necesidades financieras en el retiro durante 7.3 años, las mujeres necesitan generar capital por 12.7 años.
En el tercer aspecto: las mujeres invierten gran parte de su tiempo en labores no remuneradas, con un promedio de hasta 58.4 horas a la semana, según el Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Además, durante la pandemia, más mujeres tuvieron que renunciar a sus trabajos para cuidar niños o adultos mayores.
Para las mujeres que comienzan a invertir, entre los múltiples beneficios está el hecho de mantener el valor de su dinero. Las inversiones que rinden ganancias igual o por encima de la inflación acompañan a los ingresos de forma segura.
Asimismo, darle un propósito al dinero, cursar una maestría o tener un fondo para el retiro, permite tener claridad de las metas. Cabe recordar que invertir es un medio que permite optimizar el tiempo y esfuerzo para conseguir los objetivos financieros.
“Si colocamos la inversión como una prioridad en nuestras vidas, veremos el efecto que logra, ya que esto se traduce en mejores oportunidades para lograr nuestras metas financieras. Es necesario que más mujeres vean en las inversiones la puerta de entrada para su bienestar financiero”, comentó Alicia Arias, directora de Adquisición de Asesores de la institución.