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El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec es la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo para el sur-sureste del país. Se trata de una de las apuestas más ambiciosas y transformadoras de nuestro tiempo.

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Durante el evento “Presentación de las Ventajas Competitivas y Oportunidades de inversión del Corredor Interoceánico”, Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), destacó que este proyecto representa un parteaguas en la historia del sur del país y una de las apuestas más transformadoras del México actual.

 

“El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) no es solamente una obra de infraestructura: Es una plataforma de desarrollo integral que puede redefinir la logística nacional e internacional, al tiempo que coloca al centro a las personas y a las comunidades”, subrayó Cervantes.

 

Ante empresarios y embajadores de diversos países, el dirigente empresarial calificó como histórico el arranque del ferrocarril interoceánico que conecta los puertos de Coatzacoalcos (Golfo de México) y Salina Cruz (Océano Pacífico), al señalar que esta vía será un puente estratégico entre Asia y Europa, capaz de competir con los grandes corredores logísticos globales.

Señaló que: “Estamos hablando de un nuevo eje logístico capaz de competir con los grandes corredores globales, reduciendo tiempos, costos y emisiones. Pero también estamos hablando de una herramienta para conectar a miles de personas con nuevas oportunidades de empleo, formación técnica, movilidad y bienestar”.

 

 

Cervantes enfatizó que el proyecto combina eficiencia logística con inclusión social, y destacó que las plataformas logísticas y polos industriales (Polos de Desarrollo para el Bienestar) que se desarrollan en la región del Istmo de Tehuantepec están pensados para vincularse directamente con las comunidades locales, fomentar el empleo, la formación técnica y el bienestar.

 

 

 

Hizo un llamado a las empresas a invertir en el sur-sureste del país, destacando su ubicación geoestratégica, su riqueza natural y cultural, y el potencial humano de su gente: “Aquí hay talento, tierra fértil y una visión clara del futuro”, aseguró.

 

Desde la visión del sector empresarial, el CIIT representa una promesa de equidad regional y prosperidad compartida, que solo será posible si el crecimiento económico va acompañado de cohesión social y compromiso con el entorno.

Francisco Cervantes reiteró el compromiso del CCE y del empresariado nacional de ser parte activa en esta transformación, que —afirmó— ya no es solo una propuesta gubernamental, sino un verdadero proyecto de nación. Recordó que este proyecto llevaba más de un siglo en el tintero, pero finalmente ahora es una realidad.

 

Agregó que el CIIT también es una oportunidad para detonar el turismo como palanca de prosperidad compartida. Pero para que este turismo sea realmente un motor de inclusión, debemos asegurar que las comunidades sean protagonistas de su desarrollo.

 

Finalmente, reconoció el gran esfuerzo del gobierno de México en esta misión, ahora de la mano con el Plan México, así como el compromiso de las empresas que ya están invirtiendo en el CIIT.