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Las tasas hipotecarias altas y el temor de una recesión pueden influir en el ritmo de la industria inmobiliaria.

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Las proyecciones de la industria inmobiliaria en México para el 2023, se muestran muy interesantes debido a que experimentó un gran 2022, con unas tasas de interés históricamente bajas y con el mayor crecimiento anual en valores y alquileres de viviendas.

Así como un mínimo generacional en tasas de ejecución hipotecaria y el mayor número de ventas de propiedades, donde numerosos compradores luchaban por la gran oferta, mientras los vendedores del sector eran testigos de que el portafolio de propiedades se movía rápidamente y frecuentemente a precios superiores al precio de cotización.

 

La escasez de oferta de vivienda ha impulsado el aumento en los precios, generando el incremento de las tasas de interés, por lo que disuade a los vendedores potenciales y las nuevas construcciones.

 

Para la industria inmobiliaria en el 2023, se predice, por una parte, la posibilidad de que presente una crisis parecida a la del 2008; pero, por otra parte, hay quienes aseguran que el mundo experimentará una recesión, lo que se verá reflejado en la contención de la inflación, ya que, debido a su necesidad de materiales y mano de obra, la industria hace que la economía sea dinámica.

Cabe resaltar que la orientación del mercado de inmuebles depende en gran medida de la duración del ciclo de aumento de intereses, de acuerdo con una publicación de nocnok.com.

Lo rescatable de esta situación es que los precios más bajos hacen que las propiedades sean más asequibles para los compradores por primera vez desde el punto de vista del precio de compra, pero la capacidad de pagar la hipoteca podría ser igual de difícil debido al aumento de las tasas.

 

 

Durante el 2022, se pronosticó un año próspero para el mercado de la vivienda, pero el aumento de la inflación y las tasas hipotecarias cambiaron por completo esa perspectiva. Por lo que a punto de finalizar el año, se ha observado que el mercado de la vivienda se congeló significativamente, con una disminución de las ventas y un aumento moderado de los precios.

Muchas de las preocupaciones respecto a este mercado están basadas en que la escasez de oferta ha sido uno de los principales factores que han impulsado el aumento en sus precios, generando el incremento de las tasas de interés, de tal forma que está disuadiendo tanto a los vendedores potenciales como a las nuevas construcciones.

 

Los compradores de vivienda seguirán enfrentando una dura competencia por propiedades a su gusto y precios altos.

 

A esto se le suma el alza de las tasas hipotecarias que se produjo, ocasionando que un mercado inmobiliario que ya era caro, subiera más. El incremento en las tasas de interés se dio en respuesta al alza que se registró en la tasa de referencia por parte del Banco de México (Banxico) para tratar de contener la elevada inflación.

Cabe recordar que en los primeros años de la pandemia, los precios de las viviendas experimentaron un aumento sustantivo por varias razones, incluido el hecho de que la demanda estaba en su punto más alto, la oferta estaba en su punto más bajo y las tasas hipotecarias alcanzaron un número importante de un dígito.

 

Por otro lado, las tendencias actuales del mercado de la vivienda indican que los compradores siguen interesados, lo que mantiene al mercado algo competitivo, especialmente para las unidades a buen precio.

 

Sin embargo, algunos factores pueden influir en el ritmo del mercado favoreciendo a los compradores y/o vendedores, donde las tasas hipotecarias más altas y los temores de recesión han desconcentrado los mercados inmobiliarios durante algunos meses, haciendo que los compradores sigan enfrentándose a una dura competencia, particularmente por propiedades a su gusto, con múltiples ofertas y precios de venta que superan los precios solicitados.