El coworking es definido como un modelo de trabajo donde personas de diferentes empresas y/o proyectos comparten un espacio común diseñado especialmente para fomentar la colaboración, la creatividad y la flexibilidad; con ventajas como la reducción de costos asociados con el mantenimiento de grandes oficinas.
La iluminación, por ejemplo, es un elemento primordial que tanto empleadores como arquitectos deberían tener en cuenta. Según el CEO de Grupo Construlita, Juan Carlos Laso, “para este tipo de lugares no es conveniente instalar luminarios que siempre entreguen la misma intensidad y tonalidad de luz”.
Pensando en que una sala de coworking será ocupada por varias personas al mismo tiempo, y que nunca serán las mismas por una rotación constante, lo ideal sería implementar sistemas de control que permitan crear una iluminación personalizada.
La incorporación de innovaciones como el LED y sistemas de gestión de la luz que pueden controlarse incluso desde una aplicación móvil, ayudan a crear esa iluminación personalizada según las necesidades de quien ocupe un espacio de coworking. Aquí entran desde soluciones para regular el color y la temperatura de la luz o el cambio de tonalidades RGB, hasta sensores de ocupación para optimizar la energía y capturar datos relacionados con el consumo eléctrico de edificios, entre otros avances.
“Considerar estos recursos en los proyectos de iluminación, contribuye a generar efectos positivos en las personas. Bajo esta perspectiva, en relación con los espacios arquitectónicos la luz artificial es más que una herramienta que nos brinda un aumento en la calidad visual”, concluyó Laso.