Comprar un inmueble es, para muchas personas, la culminación de un sueño. Sin embargo, convertirse en propietario no termina con recibir las llaves: Mantener y gestionar la propiedad de forma adecuada es clave para preservar su valor y garantizar que siga siendo funcional con el paso del tiempo.
Cuidado y mantenimiento: Invertir en el futuro de la propiedad
El mantenimiento preventivo es la primera línea de defensa. Acciones como limpiar desagües, impermeabilizar techos o reparar grietas ayudan a evitar problemas mayores. También es recomendable programar actualizaciones y mejoras que mantengan la vivienda competitiva, como renovar fachadas o cuidar revestimientos.
Si la propiedad cuenta con áreas verdes, mantener el césped y los árboles en buen estado es parte de la buena presentación, mientras que la limpieza regular de interiores, exteriores y áreas comunes previene humedad, moho y plagas.
Las inspecciones periódicas —en techos, instalaciones eléctricas, plomería o sistemas de aire acondicionado— permiten detectar fallas a tiempo. Y, una vez identificadas, realizar reparaciones oportunas evita que los daños se agraven.
Gestión para mayor rentabilidad
Administrar bien un inmueble no solo alarga su vida útil, también lo hace más atractivo para vender o rentar. “Una buena administración y cuidado de inmuebles por parte de los propietarios siempre ayuda al momento de querer vender o rentar la propiedad, pues esto las coloca como inmuebles de valía al contar con cuidados y mantenimiento adecuados”, añade Reveles.
En definitiva, una gestión eficiente no solo protege la inversión inicial, sino que puede incrementarla con el tiempo, asegurando que el inmueble conserve su valor y genere beneficios a largo plazo.