En medio de la creciente conciencia ambiental y social, una nueva tendencia está transformando la manera en que exploramos el mundo: El turismo regenerativo.
Según la Organización Mundial del Turismo, en 2024 se registraron más de mil 400 millones de turistas internacionales, una cifra que refleja la recuperación del sector tras la pandemia, pero que también plantea importantes desafíos medioambientales y sociales.
Como respuesta, proyectos como la estación biológica La Cotinga, en la península de Osa, Costa Rica, demuestran el poder transformador del turismo regenerativo.
Y en este ambiente de biodiversidad, antiguos potreros se han convertido en un santuario para la investigación, la conservación y la regeneración de bosques, donde los visitantes no solo disfrutan del entorno, sino que participan activamente en su restauración.
Bajo el pilar social se impulsa el diseño de experiencias que benefician a las comunidades locales y respetan su patrimonio.
Mientras que el pilar económico asegura que los beneficios financieros del turismo se queden en los territorios y apoyen el desarrollo regional.
Luciana De Lamare, presidenta del Instituto Aupaba, lo resume así: El turismo regenerativo propone un cambio profundo en la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza. Es una herramienta de transformación social, económica y ambiental.