Para muchas personas trabajadoras, adquirir una vivienda propia sigue siendo uno de los principales objetivos financieros. En este contexto, el crédito hipotecario que ofrece el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) es una de las alternativas más accesibles que existen en el mercado, al brindar condiciones favorables que se ajustan a los ingresos y necesidades de cada persona.
Además, a diferencia de la mayoría de los créditos hipotecarios tradicionales, con el Infonavit no es necesario dar un enganche, no se cobran comisiones por apertura o administración, ni se penaliza por realizar pagos anticipados o liquidar antes de tiempo. Estos elementos, en conjunto, se traducen en un ahorro significativo al momento de comprar una casa.
El plazo para pagar el crédito puede ser de entre 1 y 30 años, siempre que la mensualidad no supere el 30% del salario del acreditado. Otro punto a favor es que las aportaciones patronales —equivalentes al 5% del salario— se abonan directamente al capital de la deuda, lo que ayuda a reducir el tiempo de pago o el monto total.
Incluso, las personas que ganan menos de 9,630 pesos mensuales tienen un beneficio adicional: no pagan gastos de titulación, lo que disminuye aún más el costo del crédito.
A diferencia de otros financiamientos, Infonavit no exige revisar el Buró de Crédito de manera obligatoria, lo que permite que más personas puedan acceder al programa, especialmente quienes han tenido dificultades crediticias en el pasado.
Con estos elementos, el Infonavit busca no solo facilitar el acceso a la vivienda, sino hacerlo bajo condiciones justas, sin intermediarios y con la seguridad de que el crédito se adapta a la situación real de cada persona trabajadora.