La agitación al alza de la criptomoneda inició el 5 de junio, cuando el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció sus planes de convertir a ese país en el primero del mundo en adoptar formalmente la criptomoneda Bitcoin como moneda de uso.
Con lo anterior, “restaurantes, peluquerías y servicios en bancos podría ser pagado en dólares estadounidenses o Bitcoin, y nadie podrá rechazar esa forma de pago", declaró Bukele durante la conferencia Bitcoin 2021, celebrada en Miami.
El Congreso salvadoreño apoyó la medida y apenas el 9 de junio la puso en marcha.
Sin embargo, el Banco Mundial (BM) rechazó la solicitud de ayuda de ese país para su implementación como moneda de curso legal. Y es que al Banco le preocupa la transparencia del proceso y el impacto medioambiental del minado, ya que generar nuevos Bitcoins implica que las computadoras resuelvan una serie de acertijos matemáticos, para lo cual se consume una gran cantidad de energía.
El Bitcoin, según varias especialistas, sigue siendo altamente contaminante.
Aunque las criptomonedas han llegado a considerarse como una suerte de “oro digital”, a nivel medioambiental, su impacto sí es brutal.
El CEO de Next Generation, Norbert Rücker, explica en un informe que si se tiene en cuenta el precio actual del bitcoin, comprar una criptomoneda tiene el mismo impacto medioambiental que un vuelo de avión de ida y vuelta de Zurich a Berlín, es decir, 200 kilogramos de CO2.
Mientras que la compra de un lingote de oro tiene el mismo impacto que comer una buena hamburguesa o una ‘fondue’ de queso suizo, que serían unos 10 kilogramos de CO2.
Alto desgaste del medio ambiente
Ante el reto medioambiental que presenta el Bitcoin por su alto consumo de electricidad, la segunda criptomoneda más conocida, ethereum, ya dio un movimiento hacia adelante, ya que anunció que abandonará su minado tradicional y lo cambiará por el sistema llamado ‘prueba de participación’, del inglés proof-of-stake, con lo que consumiría 99.5% menos de energía.
Apenas el 26 de mayo, China arreció su asedio al negocio de las criptomonedas al prohibir bitcoin a instituciones financieras y entidades de pago, ya que la región con más minería de Bitcoin, Mongolia Interior, interpondrá duras sanciones tanto a personas como empresas implicadas en operaciones con criptomonedas.
Las sanciones irían desde perder sus licencias comerciales y la eliminación de apoyos gubernamentales que reciben las empresas de computación en la nube o los centros de datos.
Tesla dio el adiós
El debate sobre el consumo de energía para la minería de Bitcoin ha estado presente y fue usado por el CEO de Tesla, Elon Musk, al anunciar que su compañía dejaba de aceptar bitcoin como método de pago.
Tras los diversos anuncios del gobierno de China por ejemplo, el Bitcoin se desplomó hoy 8% ante la fortaleza del dólar y a las trabas de las autoridades chinas, situándose en 33,400 dólares (28,100 euros) por unidad, muy lejos del máximo histórico de 64,869 dólares (54,576 euros) del pasado 14 de abril.
Minería y alto consumo
Cabe señalar que el proceso de la llamada “minería” consiste en que superordenadores o grandes computadoras resuelven complejos cálculos que permiten validar las transacciones con criptomonedas, y el que sea más rápido recibe dinero digital a cambio.
Lo anterior implica un gran consumo de electricidad, no solo de los propios ordenadores sino de los sistemas de refrigeración necesarios para su funcionamiento.
Para dar otro ejemplo, el consumo de electricidad de la criptomoneda Bitcoin representa casi el 55% de la luz que se consume en México, revelaron datos de un estudio de la Universidad de Cambridge que hace comparaciones entre distintas fuentes de energía y el activo digital.
De acuerdo con el informe, a mediados de abril, la demanda mundial de energía del Bitcoin alcanzó los 143 teravatios-hora anualizados. En tanto que México, país que ocupa el 14° lugar de consumo de energía eléctrica a nivel mundial, se consumen 267 teravatios.
Con información de El Economista de España, El Financiero Forbes, Xataka y BusinessInsider.