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La inteligencia artificial avanza en las empresas mexicanas, pero su adopción plantea desafíos clave: escalar proyectos, cerrar la brecha de talento, mejorar la calidad de los datos y aplicar la tecnología con ética. Los expertos coinciden: el futuro no es adoptar más IA, sino hacerlo con propósito y estrategia.

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La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa del futuro: hoy está transformando la forma en que las empresas producen, venden y se relacionan con sus clientes.

 

En México, esta tecnología se ha convertido en un factor clave de competitividad, pero su adopción no está exenta de obstáculos.

 

De acuerdo con el especialista José Rivera Aguilar, el principal reto para las compañías mexicanas es pasar del experimento a la ejecución. Aunque muchas han lanzado pruebas con chatbots, automatización o análisis predictivo, pocas logran consolidar esos esfuerzos en sistemas escalables y de impacto duradero. “El entusiasmo por la IA es enorme, pero sin una estrategia sólida y una cultura digital madura, los proyectos se quedan en la fase piloto”, explica.

 

 

Otro desafío importante es la brecha de talento. La tecnología evoluciona con rapidez, pero la capacitación y adaptación de los equipos no siempre sigue el mismo ritmo. Rivera Aguilar destaca que no se trata solo de aprender nuevas herramientas, sino de redefinir la relación entre humanos y máquinas: “El futuro no es sustituir personas, sino amplificar la creatividad humana con el apoyo de la IA”.

 

A ello se suma la calidad de los datos, un factor que determina el éxito o el fracaso de cualquier modelo de inteligencia artificial. Sin información confiable y bien estructurada, los sistemas pierden precisión. Además, los temas de ética, transparencia y uso responsable de los algoritmos son cada vez más relevantes, tanto para consumidores como para autoridades e inversionistas.

 

No obstante, a pesar de las dificultades, el panorama es optimista. Más del 55% de las empresas en México ya utiliza alguna herramienta basada en IA y ocho de cada diez reportan mejoras en productividad o ventas.

 

Para los especialistas, el siguiente paso no consiste en adoptar más tecnología, sino en hacerlo con propósito, visión y responsabilidad. Las compañías que integren la inteligencia artificial de manera estratégica y ética serán las que marquen el rumbo de la próxima década de innovación en el país.