En el corto plazo, además de toda la volatilidad que ha propiciado en los mercados financieros globales, los riesgos de un enfrentamiento armado entre Rusia y los aliados de la OTAN, genera el temor de que luego de la pandemia el escenario bélico afecte la recuperación económica mundial que inició en el año 2021.
Por ejemplo, la volatilidad de los mercados se observa en las principales bolsa de valores del mundo: El Nasdaq Composite ha perdido -14.47% en lo que va del año; el S&P 500 se contrae -9.68%; Stoxx Europe 600 pierde –6.7%; y el Dax -7.5 por ciento, entre otros.
Y si vemos a las materias primas, el precio internacional del petróleo ronda nuevamente cerca de los 100 dólares por barril y de crecer el conflicto, no debe haber dudas de que se incrementará mucho más el precio.
Sin embargo, consideran que los efectos inmediatos a nivel global serán sobre los precios de las materias primas, así como más disrupciones en las cadenas de suministro, presiones inflacionarias, cambios en los patrones de consumo, salidas de capitales y fortalecimiento del dólar estadounidense.
“Los efectos de la guerra sobre la economía global dependerán de la duración del conflicto y del nivel de escalamiento”.
Un elemento importante que considera el análisis de la institución financiera es el nivel de endeudamiento que asumieron muchos países a raíz de la pandemia y las políticas monetarias aplicadas. En este último caso, la normalización apenas empezaba y los países involucrados tendrán necesariamente que gastar más.
Así que “una guerra cambiará los pronósticos de crecimiento e inflación. Comparado a la pandemia, es como si estuviéramos en febrero 2020: sabemos qué hay un problema pero no hasta dónde llegará”.