Aunque México mantendrá una alta dependencia hacia Estados Unidos en el marco del T-MEC, el nearshoring presenta una oportunidad para diversificar el origen de la Inversión Extranjera Directa (IED).
Esto porque el país se encuentra en el lugar 13 como exportador y en el 12 como importador en Latinoamérica, pese a que México es el que tiene el mayor grado de apertura comercial, seguido por la economía chilena.
Así lo indicaron especialistas en el VI Seminario ‘Política monetaria en países en desarrollo. Alternativas para el crecimiento, empleo y distribución del ingreso’, organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
En este sentido, destacaron que el nearshoring es un proyecto a mediano y largo plazos que desde 2022 ya está mostrando efectos positivos, por lo que es el momento de aprovechar su potencial económico.
Ello, a través de una mayor inversión en infraestructura, energías limpias, innovación tecnológica y educación, además de una política importante para hacer frente a la inseguridad pública, de acuerdo con una publicación de Gaceta UNAM.
Referente a la formación bruta de capital fijo, México tiene un problema estructural a partir de las políticas de liberalización económica, y en promedio, desde los años 80 y 90, la inversión ha disminuido y representa en general el 20 % en relación con el Producto Interno Bruto.