En su carta anual a los accionistas, Larry Fink, consejero delegado de BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, alertó que la preocupación por la economía global ha alcanzado niveles sin precedentes en la memoria reciente y está marcado por un fuerte proteccionismo y nerviosismo.
Dichas tensiones han contribuido a una caída sostenida de los principales índices bursátiles estadounidenses desde que Trump asumió el cargo.
Fink, cuya misiva es un referente para inversionistas y líderes empresariales, destacó que las conversaciones con clientes y ejecutivos reflejan una "ansiedad generalizada" sobre el rumbo económico mundial.
"Los ciudadanos están más inquietos por la economía que en cualquier otro momento que pueda recordar", subrayó.
Indicó el CEO que no todos han compartido los beneficios de la reciente expansión económica, impulsada en gran medida por la globalización.
Más allá de sus reflexiones sobre la geopolítica, Fink dedicó buena parte de su carta a promover las virtudes de los activos privados, un terreno en el que BlackRock ha irrumpido con fuerza.
En 2024, la firma destinó cerca de 30 mil millones de dólares a adquisiciones, tales como Global Infrastructure Partners, HPS Investment Partners y el proveedor de datos Preqin, diversificando su cartera más allá de los mercados públicos tradicionales.
Larry Fink defendió esta estrategia como una vía para democratizar el acceso a inversiones de mayor rendimiento, hasta ahora reservadas a fondos soberanos y grandes inversores.
Estimó que los inversionistas minoristas podrían aumentar la rentabilidad de sus planes de pensiones en un 15% durante las próximas cuatro décadas si destinan una porción de sus ahorros a capital privado.
Sugirió una cartera modelo futura con un 50% en acciones, 30% en bonos y 20% en activos privados como bienes raíces, infraestructura y crédito privado, lejos del 60/40 propuesta por la clásica teoría financiera.
Reconoció Fink que esta transición no será sencilla, sobre todo para los pequeños inversionistas, debido a los altos mínimos requeridos para participar en fondos privados, lo que podría limitar la diversificación.