Para especialistas, Colombia enfrenta nuevos retos en materia de infraestructura, que el gobierno de Gustavo Petro deberá atender a partir del próximo domingo, cuando asuma funciones como nuevo presidente del país.
Con una considerable inversión ya realizada en infraestructura para conectar grandes ciudades, algunos de los nuevos retos serán la conexión de localidades pequeñas, como las rurales y agrícolas, además de la movilidad dentro de zonas urbanas.
Lo anterior porque ya existen carreteras que conectan ciudades y en las que transita un gran volumen de vehículos. También se requiere la capacidad para absorber el tráfico dentro de las ciudades, además de pensar cómo solucionar la movilidad en las ciudades y que sea con energía limpia.
Adrián Garza, vicepresidente de Crédito de la calificadora Moody's, subrayó que Colombia está bien posicionada para captar inversión en infraestructura, aunque con el cambio de gobierno el mercado quisiera ver señales claras sobre el respeto a los contratos y a las instituciones independientes.
Añadió que el sector vial, mediante el esquema de concesiones 4G, la aceleración de la inversión en generación de energía y las inversiones en energía renovable no convencional son aspectos destacados en la infraestructura del país.
Y señaló que existen retos generalizados en el tema, derivados de las condiciones macroeconómicas. Inflación y altas tasas de interés son retos importantes para acceder al financiamiento, pues las condiciones no son tan favorables como antes.
“Pensando en los retos locales, yo diría que hay mucha incertidumbre por el cambio de gobierno. Habrá un gobierno con una agenda social mucho más relevante y con una postura respecto a la transición energética aún más agresiva que la que venía dándose en Colombia, lo que requerirá de ciertas medidas”.
En esta línea, dijo, se tienen que dar las condiciones de certidumbre, demostrar que las instituciones y los contratos de concesión son sólidos y se van a respetar. Y pensando en la transición energética, tiene que haber un balance entre unas metas ambientales agresivas y la solidez que el sistema requiere.
En el financiamiento para infraestructura habrá un impacto por las tasas más altas, esto hace los proyectos menos rentables y al mismo tiempo más costosos, acotó Garza; asimismo, los proyectos son a largo plazo y descansan mucho en proyecciones de crecimiento económico de largo plazo.
/Con información de BNamericas/