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La infraestructura puede acelerar la transición climática o convertirse en un riesgo sistémico si no se adapta. Un análisis profundo explora cinco escenarios posibles para 2100, en un mundo marcado por el cambio ambiental, la presión social y la escasez de recursos.

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Para revitalizar la economía actual y satisfacer las necesidades futuras dentro de los límites planetarios, debe desarrollarse una infraestructura resiliente y sostenible. Por si fuera poco, las infraestructuras existentes, construidas predominantemente con combustibles fósiles, están mal equipadas para los extremos climáticos y enfrentan escasez de materiales e intensidad de carbono.

 

A nivel mundial, el sector de la construcción no está en vías de descarbonizarse para 2050, comenta Pascale Junker, asesor principal de megatendencias del Ministerio de Economía de Luxemburgo. Algunas regiones enfrentan un legado fósil de sobreconstrucción de infraestructura, imposible de mantener o renovar.

 

Otras aún carecen de infraestructura básica. En cualquier caso, un fallo de infraestructura sería desastroso.

Los responsables de la toma de decisiones y los planificadores se enfrentan a diversos problemas estratégicos urgentes relacionados con la transición de la infraestructura a las nuevas condiciones. La vulnerabilidad general de la infraestructura se manifiesta de diversas maneras:

* Adaptación tardía. La infraestructura crítica se adapta lentamente al cambio climático. Los riesgos físicos para las inversiones y los activos suelen subestimarse, lo que podría provocar pérdidas de valor de hasta el 50% para 2050. Mientras tanto, la escasez de terrenos seguros para la construcción es cada vez mayor, lo que provoca una retirada gradual de las zonas de alto riesgo.

* Expectativas sociales. La sociedad exige cada vez más infraestructuras públicas transformadoras, asequibles, inclusivas, saludables y fiables. Sin embargo, la mercantilización de servicios esenciales como el agua, el deterioro de las vías férreas y las autopistas, el aumento de los precios de la energía y los riesgos de calor para los trabajadores de la construcción socavan la resiliencia cívica. Si bien las infraestructuras esenciales siguen siendo asegurables, los costos de la transición corren el riesgo de recaer desproporcionadamente sobre los más pobres.

 

* Competencia por recursos financieros. La brecha de inversión en infraestructura continúa ampliándose a medida que se redirige mayor financiación hacia la defensa y la inteligencia artificial (IA). Mientras tanto, los costos de mantenimiento diferido aumentan y la infraestructura obsoleta se vuelve cada vez más insegura.

 

* Escasez de materiales estratégicos. La escasez de materiales estratégicos puede ralentizar los esfuerzos de descarbonización. Cada 15 a 25 años, es necesario reemplazar paneles solares, turbinas eólicas y baterías obsoletas, lo que aumenta la presión sobre recursos críticos. Al mismo tiempo, existe una creciente tensión entre la necesidad de reducir la huella ambiental de la construcción y la demanda de infraestructuras más resilientes para resistir condiciones climáticas extremas y ciberataques.

La forma en que se abordarán estas preguntas depende de numerosos factores variables. Para prepararnos para el futuro, cinco escenarios de infraestructura global para 2100 pueden ofrecer información sobre posibles desarrollos y ayudar a establecer prioridades específicas para cada contexto.

Cinco escenarios de infraestructura global para 2100

  1. Una ‘tecnosfera’ circular y resistente al clima. La “tecnosfera” se refiere a la masa total de estructuras, sistemas y materiales creados por el hombre: Desde edificios y carreteras hasta máquinas y residuos. Su peso supera actualmente al de todos los organismos vivos de la Tierra, lo que pone de relieve la enorme huella material de la civilización moderna.

Arquitectura vernácula: Estilos de construcción antiguos autóctonos de una región o cultura específica, técnicas de construcción de baja y alta tecnología que se combinan con características de diseño pasivo (aquellas que no dependen de la energía o de una máquina sino de la física), desde regiones áridas para crear edificios que resistan el calor y las inundaciones.

 

  1. Megainfraestructura compartida a nivel continental. Se está produciendo un auge de la construcción para impulsar las transiciones energética y digital. Las regiones de rápido crecimiento colaboran en proyectos de infraestructura a gran escala para reducir costos y acelerar la entrega. La energía renovable se genera donde el sol y el viento son más abundantes y se distribuye a través de redes interconectadas de larga distancia y cables submarinos. Estas redes conectan las zonas horarias oriental y occidental para equilibrar el suministro de energía entre el día y la noche.

 

  1. Infraestructura virtual y armada. En este escenario, las corporaciones dominan los datos, las ciudades y la infraestructura. Esta transición hacia el control del sector privado impulsa entornos desregulados, individualizados e inmersivos, con la minería expandiéndose al espacio, el Ártico y las profundidades marinas.

La planificación espacial y urbana se basa en la IA y el diseño está automatizado, y la construcción robótica es la norma. La infraestructura está dotada de sensores y materiales de recopilación de datos, lo que facilita el mantenimiento predictivo y la vigilancia constante. Mientras tanto, los ricos se refugian en islas artificiales y cerradas.

  1. Infraestructura estancada y atrapada en el carbono. La falta de descarbonización y el aplazamiento del mantenimiento resultan en activos e infraestructuras estancados que dependen de los combustibles fósiles. La pérdida de valor se vuelve sistémica y se extiende desde las infraestructuras a las pensiones y los fondos de inversión, los trabajadores, los proveedores y los beneficiarios de las transferencias sociales.
  2. Microinfraestructura descentralizada. La planificación transcontinental fracasa si no funciona un mercado energético único, lo que lleva a una gestión localizada de la infraestructura básica por parte de municipios, pequeñas y medianas empresas, cooperativas ciudadanas y barrios urbanos.

Los recursos territoriales y las capacidades humanas se combinan para generar células energéticas o biogás en el interior del país, conectadas o no a la red, lo que fomenta el comercio entre pares y la autosuficiencia en ciclo cerrado.

Algo tiene que ceder

 

La infraestructura refleja el concepto centenario de la humanidad como gobernante de la naturaleza y del mundo. Hoy en día, se insta a la armonía con la naturaleza y la sociedad para preservar el entorno creado por el hombre. El futuro probablemente presentará una combinación de estos escenarios, dependiendo de la extensión del parque edificado, la gravedad de las perturbaciones ambientales, la accesibilidad y la circularidad de la energía y los materiales, la fiabilidad de la IA, los cambios demográficos y la urbanización.

 

Las inversiones preferidas deben ser eficientes y efectivas para la defensa climática a largo plazo y brindar beneficios ahora y en el futuro.