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La operadora de restaurantes dijo que la transacción se cerrará a finales de este año y es parte de su estrategia para ser más rentable.

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Alsea, la operadora mexicana de restaurantes en América Latina y Europa, anunció que venderá su negocio de Burger King en España, luego de haber alcanzado un acuerdo con Burger King Spain, franquiciatario maestro de la cadena de comida rápida de origen estadunidense y también parte de Restaurant Brands Iberia.

 

Esta operación forma parte de un plan estratégico orientado a mejorar la rentabilidad de la empresa.

 

Mediante un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores, dijo que: “Esta operación está alineada con la estrategia de la compañía de simplificar su portafolio de marcas, con el objetivo de crecer buscando eficiencias para incrementar la rentabilidad de la empresa”.

La venta comprende 54 establecimientos de Burger King en España, con lo que el portafolio de Alsea en el país europeo será de mil 125 establecimientos, bajo marcas como Foster’s Hollywood, Domino’s Pizza, Vips, Starbucks y Ginos.

No obstante que los detalles financieros de la operación no fueron revelados, se espera que el cierre del trato ocurra durante el cuarto trimestre de 2024, una vez obtenidas las aprobaciones regulatorias correspondientes.

 

 

Señalaron que Alsea opera Burger King en México, Argentina y Chile, con 174, 118 y 80 unidades respectivamente, según datos del segundo trimestre del año.

 

La empresa ha rebalanceado su portafolio de marcas para enfocarse en las más rentables, como Starbucks y Domino’s Pizza.

 

Analistas de Banorte consideran que esta venta podría ayudar a reducir la deuda financiera de la compañía.

“Consideramos que el anuncio de la venta de la división de Alsea podría contribuir a disminuir el apalancamiento financiero, además de que se encuentra alineada a enfocarse en los negocios core: Domino’s Pizza y Starbucks”, dijo Carlos Hernández, subdirector de Análisis Bursátil en Banorte.

No obstante, destacó que entre los mayores retos de la emisora están la reducción de su deuda; los riesgos de desaceleración económica, así como la baja en el consumo en Europa y el boicot que ha sufrido Starbucks en la región.