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Las marcas de lujo están comenzando a adquirir sus propiedades insignia en lugar de alquilarlas, lo que les permite tener mayor control sobre la personalización y el diseño de sus espacios.

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Las marcas de lujo han confiado en sus tiendas insignia, o flagship, para fortalecer su valor de marca, fomentar la lealtad del cliente y aumentar el tráfico peatonal en las principales zonas comerciales.

Estas tiendas de gran formato no solo sirven como espacios para probar estrategias de producto, promoción y colocación, sino que también ofrecen experiencias únicas para los consumidores y la comunidad.

 

"Las tiendas insignia son más que espacios comerciales: son la máxima expresión de una marca", señala Barrie Scardina, presidente de la plataforma retail de Cushman & Wakefield en las Américas. "Crean experiencias únicas para el consumidor y momentos de interacción, al mismo tiempo que transforman los corredores comerciales en destinos de compras mundialmente famosos".

 

Hay lugares icónicos como la Quinta Avenida en Nueva York, Rodeo Drive en Los Ángeles, Bond Street en Londres, la Avenida de los Campos Elíseos en París y la Via Montenapoleone en Milán albergan algunas de estas tiendas insignia, que no solo elevan el prestigio de estas calles, sino que las convierten en destinos de compras de renombre mundial.

Tradicionalmente, la intensa competencia por estos espacios ha disparado los precios de las rentas durante los ciclos más fuertes del mercado retail, y las marcas solían justificar estos costos basándose en los beneficios generales de tener una tienda insignia, señala el especialista.

Más allá de los ingresos directos de la tienda, estas propiedades mejoran el prestigio de la marca, aumentan su visibilidad y consolidan la confianza del consumidor, agregó.

Sin embargo, en la última década, las rentas fluctuantes han impulsado un cambio.

 

De acuerdo con el informe Main Streets Across the World de Cushman & Wakefield, las rentas en la parte alta de la Quinta Avenida en Nueva York alcanzaron un pico de 3 mil 500 dólares por pie cuadrado en 2015, pero desde entonces se han estabilizado alrededor de los 2 mil dólares por pie cuadrado.

 

No obstante, con tasas de desocupación en descenso y una creciente demanda, es inevitable un nuevo aumento en los precios de alquiler, adelantó el experto.

 

 

En respuesta a esta volatilidad y a la feroz competencia por el espacio, las marcas de lujo han comenzado a comprar sus ubicaciones insignia en lugar de arrendarlas.

 

Charles Smith, socio internacional y presidente de Valuación y Asesoría en Reino Unido y mercados internacionales en Cushman & Wakefield, destaca que esta tendencia de compra de tiendas insignia no se limita solo a la Quinta Avenida en Nueva York.

"Esto refleja una práctica de largo plazo de los minoristas que compran sus propias propiedades en Bond Street en Londres", comenta Smith. "La mejora de la marca y la capacidad de personalizar el espacio sin restricciones han sido y siguen siendo grandes impulsores de la demanda", puntualizó.