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España lidera la inversión inmobiliaria en Europa, con más de 14,000 millones de euros en 2024. Madrid y Barcelona se posicionan entre las ciudades más atractivas para el capital internacional. El sólido crecimiento económico y la estabilidad del mercado refuerzan su protagonismo en el sector.

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España ha tomado la delantera en el mercado inmobiliario europeo. En 2024, la inversión en el sector alcanzó los 14,000 millones de euros, superando ampliamente la media de los últimos cinco años. El país no solo atrajo capital como nunca antes, sino que logró posicionarse como un destino preferente por encima de gigantes tradicionales como Francia y Alemania.

Detrás de este impulso hay varios factores que explican la creciente confianza internacional. Uno de los más relevantes es el sólido crecimiento económico que ha mantenido España, con un avance del 3.2% en 2024, según Oxford Economics, muy por encima del promedio de la Unión Europea. A este ritmo económico se suma un mercado laboral más dinámico, una fuerza laboral rejuvenecida gracias a flujos migratorios positivos, y una tasa de desempleo en sus niveles más bajos desde 2007.

 

Las ciudades de Madrid y Barcelona juegan un papel clave en esta evolución. La capital española ha escalado al segundo lugar como destino de inversión inmobiliaria más atractivo en Europa, superando a París. Barcelona también destaca, ocupando la cuarta posición. Esta rápida subida en los rankings refleja un mayor dinamismo transaccional y una percepción de estabilidad que otras capitales europeas no están logrando mantener en el actual contexto global.

 

Ahora bien, los segmentos más demandados por los inversores incluyen vivienda (living), logística y retail en ubicaciones prime. Estos sectores han demostrado ser resistentes frente a la incertidumbre y siguen ofreciendo retornos atractivos. En especial, el mercado de vivienda muestra un rendimiento sobresaliente y ha sido clave para explicar el volumen de operaciones registrado en los últimos trimestres.

 

 

Otro punto a favor es la buena gestión de los fondos europeos de recuperación, que han impulsado tanto infraestructuras como la modernización del parque inmobiliario. Aunque persisten algunos desafíos globales y la percepción de riesgo ha crecido, España ha sabido mantener un clima de estabilidad y oportunidades claras para los grandes capitales.

De cara a 2025, se espera una leve compresión de rendimientos en la mayoría de los productos inmobiliarios, lo que indica una fase de madurez del mercado. Esto, lejos de ser una señal negativa, refuerza la confianza en el largo plazo y la solidez de la propuesta española.

 

En un momento en el que muchos mercados europeos muestran signos de desaceleración, España destaca por su resiliencia, atractivo urbano y entorno macroeconómico favorable. Una combinación que la ha convertido en el nuevo centro de gravedad para la inversión inmobiliaria en Europa.

 

Con información de inmodiario.com y consensodelmercado.com