Hablar de vivienda en la Ciudad de México ya no significa únicamente construir nuevos desarrollos. Cada vez más, la recuperación y compraventa de inmuebles usados se posiciona como una alternativa para atender la demanda habitacional, contener los precios y revitalizar barrios con historia.
De acuerdo con la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), entre enero y junio de 2025 la vivienda usada creció 8.6%, ligeramente por encima de la nueva (8.2%), y hoy representa más del 63% de las operaciones de compraventa a nivel nacional.
Liberar este “inventario oculto” podría ser clave para mejorar la oferta y, al mismo tiempo, generar beneficios en barrios tradicionales como Santa María la Ribera o Doctores, donde la reactivación de viviendas ha detonado la apertura de comercios, la conservación del patrimonio arquitectónico y una mayor seguridad en las calles.
Bajo este escenario, la proptech Tuhabi ha encontrado un espacio para transformar el mercado de vivienda usada con un modelo digital que apuesta por la transparencia y la rapidez.
La compañía facilita que las familias conviertan su patrimonio en liquidez sin esperar meses en trámites, reduce los tiempos en que las viviendas permanecen vacías y promueve la remodelación de inmuebles antes de volverlos a poner en el mercado. Además, trabaja junto con instituciones financieras para simplificar el acceso al crédito hipotecario, un factor clave para ampliar la base de compradores.
“Trabajaos para que la vivienda usada sea más accesible y transaccional. Nuestro modelo basado en tecnología y apalancado en inteligencia artificial ofrece transparencia en cada paso, impulsa la movilidad del mercado y abre la puerta a que más familias encuentren un hogar en zonas con infraestructura y vida comunitaria consolidadas”, explicó Juan Carlos Hartasánchez, director de Asuntos Corporativos y Políticas Públicas de Tuhabi.
Con operaciones en México y Colombia, la firma no solo está agilizando el proceso de compraventa, sino que también contribuye a reincorporar viviendas al circuito formal, fortaleciendo así la vida comunitaria en zonas que ya cuentan con infraestructura y tradición urbana.
Más allá de la gentrificación