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La vivienda usada gana terreno en México. En ciudades como Puebla y Ciudad Juárez, este segmento crece con fuerza y ya supera a la vivienda nueva en participación.

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La vivienda usada está dejando de ser una segunda opción en el mercado inmobiliario mexicano. En regiones estratégicas impulsadas por la política federal de Polos del Bienestar, este tipo de inmueble está creciendo en ventas gracias a su ubicación, mayor espacio y costos más competitivos frente a la vivienda nueva.

Ciudad Juárez y Puebla, señales claras del cambio

 

De acuerdo con un comunicado de Tuhabi, en Ciudad Juárez, el dinamismo es evidente: 6,400 compraventas de vivienda se registraron durante el primer semestre de 2025, con un aumento del 10% en los precios, según la Asociación de Agentes Inmobiliarios y el Registro Público de la Propiedad.

 

Este mercado está dominado por viviendas en el segmento económico, ya que casi 80% de las operaciones corresponden a propiedades entre 500 mil y 1.5 millones de pesos, lo que refleja la alta demanda entre trabajadores y familias que buscan patrimonio cerca de sus fuentes de empleo.

Mientras que, en Puebla, el fenómeno es aún más evidente. El 37% de las transacciones corresponde a vivienda usada, mientras que la vivienda nueva representa solo el 18%, de acuerdo con Tinsa México by Accumin (2025). La razón es clara: ubicación céntrica, servicios cercanos y precios más accesibles.

Además, datos de Propiedades.com indican que el precio promedio de una casa usada en Puebla es de 2.7 millones de pesos, con 201 m², un equilibrio difícil de encontrar en desarrollos nuevos.

Un fenómeno que se replica en otros polos estratégicos

El crecimiento de la vivienda usada no es exclusivo del norte o centro del país. También se observa en:

  • Altamira, Tamaulipas, donde las casas adquiridas por Infonavit y propiedades cercanas a zonas industriales mantienen alta demanda.
  • Tuxpan, Veracruz, un puerto energético donde el inventario de vivienda usada es clave.
  • Campeche, donde colonias históricas y viviendas tradicionales se comercializan como parte del atractivo del patrimonio cultural.

 

 

Dichos mercados comparten tres características: buscan ubicación, espacios amplios y precios accesibles. Sin embargo, enfrentan retos como inventario limitado y necesidad de mejores esquemas de financiamiento.

 

La vivienda usada ya no es un mercado secundario

Al final de esta tendencia, la proptech Tuhabi ha convertido la vivienda usada en el centro de su modelo de negocio.

“Para nosotros, la vivienda usada no es un mercado secundario: es el núcleo de nuestro modelo y la clave para transformar la experiencia de compraventa en América Latina. Apostamos por este segmento porque creemos que el futuro del sector dependerá de ofrecer procesos más ágiles, confiables y seguros para las familias”, afirmó Juan Carlos Hartasanchez, director global de Asuntos Corporativos y Política Pública de la proptech.

Tecnología al servicio del mercado de segunda mano

La empresa ha impulsado este mercado con herramientas tecnológicas como:

  • Avalúos automáticos en segundos.
  • Agentes conversacionales que acompañan a los usuarios.
  • Procesos legales digitalizados que reducen en 35% el tiempo de escrituración.

 

Finalmente, la vivienda usada está ganando protagonismo en los Polos del Bienestar por una razón sencilla: ofrece lo que muchas familias buscan hoy: ubicación, espacio y precio justo. Con el respaldo de tecnología e innovación, este mercado podría convertirse en uno de los motores de desarrollo urbano y económico del país.