Al iniciar la pandemia no se sabía exactamente el golpe que tendría sobre la economía. No había un pronóstico claro. Lo único que se sabía es que sería diferente para cada país, dependiendo de los infectados, muertos, tipo de confinamiento, cautela de consumidores y empresarios y política fiscal aplicada. Después de la terrible caída en el 2T a lo largo del globo, aún queda la duda sobre la clase de recuperación que se tendrá.
Ante esto se ha hablado de diferentes tipos, asignándoles una letra del alfabeto para su fácil visualización. El tipo de letra está dado por la forma que aparece al graficar el PIB durante la recesión y la recuperación. Se habla de “V”, “U”, “L” y “W”. La “V” sería una recesión de un solo golpe fuerte, con una recuperación igual de enérgica y dinámica, que regrese al PIB a su estado pre crisis, en un período casi similar al de la recesión.
Bajo este tipo de recuperación, los consumidores saben que la economía tenía que caer, pero mantienen confianza en que se recuperará rápido, evidencia de que la economía se detuvo, pero vuelve a dinamizarse rápidamente como si no hubiera ocurrido nada.
La “U” sería una recesión más prolongada y costosa, pues implica que durante un período más largo la economía se mantuvo en niveles bajos, para después despegar. Este tipo de recesión-recuperación podría darse en el caso de períodos de confinamientos largos o que van y vienen, pero al terminar la pandemia se recupera rápidamente el nivel de PIB pre crisis.
Por su parte, la “L” sería una recesión fuerte con una recuperación lenta, en donde, el PIB y su crecimiento, no regresan a los niveles anteriores hasta después de un período prolongado de tiempo. Bajo una recesión-recuperación en “L” (también llamado palomita) se corre el riesgo de que se dé un cambio estructural en la economía con un PIB más bajo y crecimientos promedio menores a los que se tenían antes de la crisis, con lo que se vuelve interminable el tiempo de la recuperación.
Finalmente, está la recesión-recuperación en “W”, también llamada Doble Dip, donde la economía tiene un severo golpe, acompañado de una recuperación fuerte que inmediatamente vuelve a mostrar una caída y rebote.
La economía global se encuentra con el covid19 en territorio desconocido, manejando el problema de salud y el problema económico a la vez. De hecho, en términos económicos no solo es el confinamiento (oficial o voluntario) el que provoca las caídas en la economía, sino también el miedo a lo que sucederá más adelante, pues no se tiene un precedente cercano a la situación actual. Esa cautela provoca que los consumidores compren casi exclusivamente lo básico, anticipándose a un peor escenario económico o de salud. Por su parte, las empresas, ante la disminución de las ventas, dejan de lado proyectos de inversión y despiden personal, lo cual alimenta la crisis económica y se entra en una vorágine donde cada vez cae más la economía.
Los gobiernos han aplicado política fiscal expansiva y los bancos centrales una política monetaria acomodaticia, tratando de frenar las caídas en el PIB y sentando las bases para que la recuperación sea lo más rápido posible. Para Estados Unidos, país que ha aplicado el 17% de su PIB en estímulos fiscales, se espera la recuperación completa del PIB tome entre 2.5 y 4 años.
Para el caso de México se espera una recuperación en L, debido a la ausencia de política fiscal expansiva, con lo cual la recuperación completa del PIB bajo un escenario optimista podría tomar al menos 4 años y bajo un escenario central tomaría entre 6 y 11 años.