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Llevamos meses escuchando mensajes amenazadores del presidente Trump, no solo para México, sino para todo aquel que se cruza en su mirada. Lo mismo para China, para Groenlandia, Canadá, México y hasta para el presidente saliente Biden.

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Considero que esto tiene varios objetivos:

 

Primero mantenerse en el radar de sus seguidores, como buen político, diciéndoles que va a cumplir lo que les prometió. Segundo, crear incertidumbre entre todos sus objetivos, para negociar posteriormente, partiendo de una posición fuerte.

 

En el caso de México, se ve claro aún y cuando la presidenta, ante su público, le responde y minimiza sus mensajes; en los hechos a cada amenaza ha habido una reacción. Por ejemplo, habló de que México era totalmente condescendiente con las importaciones ilegales chinas y casualmente se iniciaron incautaciones de bienes chinos. Dijo que México permitía la producción de fentanilo y resulta que ahora se han destruido toneladas de esta droga y se han destruido laboratorios. Su tema preferido, la migración y su idea de deportaciones masivas. Ahora resulta que los estados fronterizos están preparándose para enfrentar las deportaciones y el Gobierno Federal dice que tiene un plan.

Pero más allá de su elocuencia en redes, considero que hay que tener claro dos puntos.

  1. Sus amenazas, ya sean de manera marginal, parcial o total las va a cumplir porque es la forma de mantener y posiblemente de incrementar el número de sus seguidores; el rating lo es todo y para eso esta su vecino México.
  2. Sin importar el daño que ocasione a otras economías o al mundo en general, o al mismo Estados Unidos su proyecto tendrá efectos económicos y sociales de mediano y largo plazo.

 

Es claro que rompe con el modelo de economías abiertas que se construyó desde hace 40 años, que buscaba mayor eficiencia económica, a través de precios de mercado y una mayor competencia, dando lugar a una estabilidad en precios internacionales.

 

Su enfoque se traduce en buscar “fortalecer la economía de Estados Unidos” mediante el cierre de ésta, con aranceles y estímulos a la inversión y producción, para generar “empleos”.

Y en un mundo donde se dio una reasignación de recursos a través de tantos años, este modelo usado de manera unilateral seguramente generará distorsiones no solo para Estados Unidos sino para todo el mundo; para Estados Unidos se visualizan los siguientes problemas:

  1. El fijar aranceles significa trasladar el costo de éstos a los precios, por lo que podrían ser inflacionarios.
  2. Podrían ocasionar escases, esto es, no cubrir adecuadamente la demanda.
  3. Generar distorsiones en el sistema de precios y mercados negros.
  4. Dependiendo de cada industria, podrían darse rompimientos de las cadenas de producción.
  5. Posiblemente desempleo.
  6. Todo lo contrario, a lo que busca el presidente Trump, para la economía de Estados Unidos.

 

Pero no porque la percepción integral sea desfavorable para Estados Unidos, no significa que para México no tenga consecuencias:

 

  1. Inicialmente, dependiendo de cada industria y el rango del arancel, posiblemente las ventas disminuirán marginalmente, pero en la medida que pase el tiempo y persista esta situación se podría generar una sobreoferta, con las consecuencias que implican.
  2. Posiblemente una caída mayor de la inversión, afectando el crecimiento de la economía que ya es raquítico y consecuentemente desempleo.

En este escenario, un tratado comercial en los términos actuales no tiene lugar. El año 2026 será muy complicado.

 

 

Para la economía mundial:

  1. Considerando el peso de Estados Unidos, de China y la concentración de la producción en unos cuantos países, posiblemente se genere un efecto sistémico negativo.
  2. Que ocasione estancamiento con inflación; como en los años 60´s.

Dos puntos que podrían ser positivos:

  1. El presidente Trump solo estará 4 años.
  2. Si este escenario se presenta, posiblemente en el año 2029 en Estados Unidos el presidente electo deberá de tener una estrategia diferente.

 

El daño que se puede ocasionar a Estados Unidos y el mundo en estos cuatro años, no se revertirá en un corto plazo.

 

Así que esperamos que nuestra percepción sea equivocada y que lo planteado en este breve análisis no suceda.