El efecto de las tensiones comerciales por los aranceles de Estados Unidos ya se está sintiendo en México, ya que la incertidumbre generada por estos impuestos ha afectado el sentimiento de inversión, poniendo a México al borde de una recesión y dejando al Banco de México (Banxico) con más espacio para recortar las tasas de interés.
A pesar de las declaraciones de Trump, que en varias ocasiones han generado incertidumbre, la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha optado por no responder de forma agresiva, lo cual ha permitido mantener una relación más fluida con la administración estadunidense.
“La administración de Claudia Sheinbaum está gestionando la situación de manera efectiva y que, en caso de que se impongan aranceles, probablemente serán de corta duración debido al impacto económico y financiero que tendrían también en Estados Unidos”, señala el análisis.
Mientras que en caso de que el gobierno estadunidense fije aranceles generales para México, se espera que el país limite su respuesta a productos selectos que podrían afectar a los votantes republicanos en Estados Unidos, como productos agrícolas, carne de cerdo y bebidas alcohólicas.
“No creemos que México se enfrente a Estados Unidos de manera recíproca, abunda el análisis, sino que podría apuntar a productos… Los granos, productos de carne de cerdo y las bebidas alcohólicas podrían entrar en esta categoría”.
Acerca de los aranceles recíprocos, los analistas de UBS opinan que México probablemente no es un buen candidato, ya que el presidente Donald Trump ha amenazado con imponerlos a partir del 2 de abril.
Según algunas estimaciones, el 50% de las exportaciones mexicanas podrían comercializarse con Estados Unidos fuera del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC)
Y a pesar de las amenazas, los analistas consideran que las tarifas de Trump podrían no materializarse completamente, debido a los altos costos económicos que implicaría para ambas economías.
En el ámbito económico, la actividad en México ha mostrado signos de desaceleración, con una contracción del PIB en el cuarto trimestre de 2024 y una previsión de crecimiento débil para 2025.
La incertidumbre relacionada con los aranceles, las reformas y la política fiscal han afectado negativamente la inversión en construcción y manufactura.