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La relocalización productiva y la diversificación de mercados emergen como estrategias clave frente a la incertidumbre comercial en la región.  La expansión regional se convierte en refugio estratégico frente a la incertidumbre comercial.

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Ante un entorno comercial cada vez más incierto en América del Norte, empresas multinacionales están adoptando estrategias de expansión regional para mitigar los efectos de las recientes medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos.

 

En opinión de Héctor Díaz-Santana, socio de Impuestos y Legal de KPMG México, esta tendencia responde a la necesidad de ganar agilidad, resiliencia y acceso a talento, más allá de buscar únicamente beneficios fiscales o de costos.

 

Citó el informe “El beneficio de la proximidad. Reestructuración estratégica de las cadenas de suministro en las Américas”, donde se destaca que, las principales razones para reubicar las cadenas de suministro son: 

  • Agilidad y resiliencia
  • Rapidez de comercialización
  • Acceso a talento y competencias clave

La imposición de aranceles ha generado un clima de cautela entre inversionistas, afectando los márgenes de utilidad y la capacidad de consumo. Sin embargo, los flujos de inversión extranjera directa hacia México no se han detenido, gracias a una planeación que ya contemplaba este escenario desde la pasada campaña presidencial en Estados Unidos.

 

 

“Muchas compañías ya consideraban este entorno desde hace tiempo, por lo que la expansión hacia nuevos mercados como México y otras partes de América Latina se ha consolidado como una alternativa viable”, explicó Díaz-Santana.

 

Además de relocalizar operaciones, las empresas están diversificando líneas de negocio en distintos nichos de mercado, lo que permite distribuir riesgos y reducir la dependencia del mercado estadunidense. Este enfoque ha cobrado fuerza con el fortalecimiento de clústeres industriales en México, los cuales ofrecen ventajas como conocimiento especializado, procesos normativos robustos y economías de escala.

 

El especialista de KPMG también advierte que, si bien el costo sigue siendo un factor clave, otros elementos como los riesgos legales, fiscales, logísticos y de documentación pueden impactar significativamente en la eficiencia operativa.

La integración de tecnología en toda la cadena de valor se vuelve indispensable para enfrentar estos retos y optimizar los costos asociados a la producción y comercialización de bienes.