Para gran parte del mundo, el cambio climático ya no es una amenaza lejana: es un peligro claro y presente.
En el caso de las ciudades de Estados Unidos y sus residentes, desde el aumento del nivel del mar en Miami hasta las olas de calor extremas de Los Ángeles y el devastador impacto del huracán en Asheville, los condados de todo el país enfrentan riesgos climáticos sin precedentes que exigen una acción inmediata.
Si bien las iniciativas federales suelen encontrarse con obstáculos, las urbes tienen la flexibilidad para actuar con rapidez y decisión. Esto es evidente en los cientos de alcaldes estadunidenses que han formado coaliciones dedicadas al progreso climático como las ciudades de Austin, Texas; Seattle; Chula Vista, California; Denver; St. Louis, Missouri; Montgomery County, Maryland; Washington, D.C., New York City; Cambridge, Massachusetts, y Boston que han aprobado políticas de Estándares de Desempeño de Edificios (BPS, por sus siglas en inglés) –con un mayor compromiso– que permiten reducciones significativas de las emisiones de los edificios.
Con lo anterior, los gobiernos locales pueden implementar planes climáticos adaptados a sus necesidades, recursos y desafíos particulares.
El caso Austin, Texas
Austin, la capital tejana, se está convirtiendo en un modelo que otras ciudades podrían seguir y ejemplifica cómo un enfoque a nivel de ciudad puede ser pragmático y escalable, marcando el ritmo del progreso nacional.
Su audaz Plan de Equidad Climática, que apunta a cero emisiones netas para 2040, eleva aún más el listón al garantizar que los beneficios de la acción climática lleguen a todos los residentes, en particular a los de comunidades históricamente desatendidas.
Durante 30 años, el programa Austin Energy Green Building (AEGB) ha establecido el estándar de oro para la construcción energéticamente eficiente.
Precediendo a todos los demás sistemas de calificación de edificios ecológicos utilizados en Estados Unidos, AEGB inspiró la creación de muchos de los principales sistemas de calificación que se utilizan en todo el mundo en la actualidad.
La sostenibilidad está arraigada en toda la comunidad: Desde las escuelas públicas que revolucionan el uso de la energía y el agua hasta las asociaciones a nivel de toda la ciudad que reducen los costos de los servicios públicos y maximizan la eficiencia.
La revolución verde de Austin
Predican con el ejemplo las instituciones educativas de la ciudad, con los campus de Austin Comunity College Rio y Highland que muestran un diseño sostenible de vanguardia. Mientras tanto, el plan Water Forward 2024 describe una estrategia de un siglo para la gestión equitativa del agua.
Este 2025, Austin volverá a elevar sus estándares de construcción al adoptar las últimas regulaciones del Consejo Internacional de Códigos.
Ya están tomando nota las urbes de todo el país de los enfoques innovadores de Austin en materia de gestión del agua y espacios verdes urbanos, y con razón. En la carrera contra el cambio climático, Austin no solo está siguiendo el ritmo, sino que está liderando el camino a seguir.
Estrategias de resiliencia climática
Las ciudades no están preparadas para los efectos devastadores que tendrá sobre ellas el cambio climático. En 2030, las pérdidas anuales debidas al calentamiento global y a los desastres naturales podrían superar los 430,000 millones de dólares.
En Texas, cuando el huracán Beryl dejó a millones de personas sin electricidad a mediados de 2024, nos recordó claramente lo vulnerables que siguen siendo los sistemas básicos de las ciudades.