Recientemente, la problemática de la gentrificación en la Ciudad de México tomó mayor relevancia a partir de tres protestas llevadas a cabo por diversas organizaciones, los días 4, 20 y 26 de julio. Así, la mesa de debate está abierta para el gobierno capitalino y diversos sectores sociales.
Pero ¿qué es la gentrificación? Es el proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo (Real Academia Española).
Una de las causas de este fenómeno, deriva del hecho que, según datos de la Encuesta Nacional de Vivienda 2020, 2.3 millones de personas viven en arrendamiento y cerca de 5.8 millones de viviendas en la CDMX son rentadas. Al regirse la vivienda por la ley de la oferta y la demanda, la escasez para su adquisición a precios razonables provoca rentas más altas; desplazamiento de población de bajos ingresos hacia zonas más alejadas y cambios en la composición social y cultural de las colonias en la Ciudad.
Otro factor lo detalla un estudio realizado en 2025 por la firma TomTom, la cual arrojó que los capitalinos pasan en promedio, dos horas diarias en traslados a sus centros de trabajo, esto equivale a trabajar 19 días seguidos al año, sin descanso. Esto aumenta la demanda de vivienda en áreas bien conectadas y eleva costos de arrendamiento o vivienda.
Así, el 16 de julio de 2025, Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX, hizo la presentación del “Primer Bando de la Ciudad de México por una Ciudad Habitable y Asequible, con Identidad y Arraigo Local”, donde destacó que se estima que existen más de 2 millones 700 mil viviendas en la capital, cantidad insuficiente para resolver una problemática creciente, pues el acceso a viviendas adecuadas se ha vuelto cada vez más difícil y caro, subrayó.
Entre los ejes se encuentran la regulación en materia de arrendamiento temporal y permanente; programas de mejoramiento de vivienda; estímulo a comercios locales y participación ciudadana.
Pero, sin duda, lo que derivaría en una de las estrategias más efectivas se plasma en los puntos 6 y 9, que tienen el propósito de fortalecer la política social de vivienda en coordinación con el sector privado, tanto en la ciudad central como en las zonas de tensión inmobiliaria, con acuerdos de facilidades administrativas, lo que combatiría la especulación inmobiliaria y fomentaría la producción de vivienda asequible.
Si bien la gentrificación es un proceso inevitable, se trata de aprovechar aspectos efectivos de este fenómeno como mejora en la calidad de vida; modernización en la infraestructura de la zona; aumento en la inversión privada, entre otras cosas, siempre y cuando esto vaya acompañado de políticas que impacten positivamente en los habitantes originarios y en nuevos residentes de bajos ingresos, de manera que la estrategia sea equitativa y no excluyente.
En futuras entregas me centraré en la aplicación de la Norma 26 y otros instrumentos de desarrollo urbano diseñados para favorecer la construcción de vivienda de interés social y popular, en coordinación con la iniciativa privada y el Notariado de la CDMX.
Mi artículo finaliza, el análisis continúa...
* Titular de la Notaría 51 de la Ciudad de México