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En el mercado de oficinas de la CDMX, la clave ya no es atraer nuevos inquilinos, sino conservar a los actuales. La experiencia corporativa —basada en tecnología, comunidad y servicio— se convierte en el nuevo motor de fidelización y renovación de contratos.

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El mercado de oficinas en la Ciudad de México atraviesa un momento de transformación. Más allá de atraer nuevos arrendatarios, los desarrolladores y administradores enfrentan hoy un reto igual de importante: mantener la lealtad de los inquilinos actuales en un entorno donde la disponibilidad y los precios cambian con rapidez.

“La retención no se logra bajando rentas, sino ofreciendo valor real”, explica Paulette Lecuona, directora comercial de Grupo Frel. “Una oficina ya no es solo un espacio físico, sino un ecosistema que impulsa la productividad, fomenta la colaboración y refuerza la identidad de las empresas”.

 

Subraya la especialista que la experiencia corporativa integral se ha convertido en un factor determinante al momento de renovar un contrato de arrendamiento. Esto implica una visión que combina tecnología, comunidad y servicio: los tres pilares sobre los que se construye la fidelidad de un inquilino.

 

Tecnología al servicio del bienestar

La digitalización de los espacios dejó de ser un lujo. Los sistemas inteligentes de acceso, la conectividad de alta velocidad y las soluciones que facilitan la gestión operativa son hoy una herramienta de productividad y eficiencia. “Las empresas buscan agilidad y comodidad; la tecnología tiene que estar al centro de esa experiencia diaria”, agrega Lecuona.

Comunidades que suman valor

La nueva generación de oficinas promueve la conexión entre empresas. Los espacios comunes y las actividades de networking están redefiniendo el sentido de pertenencia y fomentando una cultura colaborativa. “El aislamiento es cosa del pasado. Hoy los inquilinos valoran sentirse parte de una comunidad que comparte intereses y objetivos”, apunta la directiva.

 

 

Servicio que genera confianza

 

Otro componente clave es la atención constante y personalizada. Desde la rapidez en la respuesta a solicitudes de mantenimiento hasta la comunicación transparente sobre mejoras en los inmuebles, el servicio se ha vuelto una extensión de la marca del arrendador. “Escuchar, anticipar y actuar es esencial. Esa empatía genera relaciones de largo plazo”, señala Lecuona.

 

Flexibilidad para un mercado en cambio

El contexto actual ha llevado a los propietarios a ser más flexibles. Los contratos adaptables, los espacios plug and play y los esquemas que se ajustan a la evolución de cada empresa son ahora prácticas comunes en un mercado que valora la adaptabilidad por encima de la rigidez.

Lecuona concluye que el futuro del sector de oficinas en México se definirá por la capacidad de crear experiencias únicas y duraderas:

“Construir relaciones sólidas y mutuamente beneficiosas es la clave. Al enfocarnos en la satisfacción del inquilino, no solo reducimos la rotación, sino que impulsamos el éxito de los negocios que forman parte de nuestra cartera”.

 

En un entorno cambiante, la fidelidad del inquilino ya no se gana con descuentos, sino con una experiencia corporativa que haga sentir a cada empresa parte de algo más grande.