Para muchas personas, comprar una vivienda implica años de ahorro, trámites y búsqueda de financiamiento. Sin embargo, una alternativa comienza a ganar terreno en México: la posibilidad de adquirir una casa o departamento a través de un esquema en el que primero se renta y después se compra.
Roberto Reveles, gerente de Ventas de Inmuebles24 en la CDMX, explica que “esta modalidad es común en Estados Unidos y otros países, pero en México aún no tanto, aunque ya comienza a ser impulsado tanto por desarrolladores como desde programas de gobierno desde el Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI) y el Infonavit. Pero es importante asesorarse con profesionales para asegurarse de que todo lo relacionado con la propiedad y las condiciones del contrato está en regla”, advierte.
¿Cómo funciona este modelo?
El esquema es sencillo: la persona renta un inmueble durante cierto tiempo y, al finalizar ese periodo, tiene la posibilidad de comprarlo a un precio previamente acordado. Una parte de la renta puede funcionar como adelanto del pago final, lo que ayuda a quienes aún no cuentan con un ahorro significativo para el enganche.
Instituciones como el INVI ya incluyen este mecanismo dentro del programa Vivienda en Conjunto, en el que se establece “un periodo de pago de rentas mediante un contrato de arrendamiento que combine obligaciones condicionales de venta, en plazo y precio determinado, considerando las rentas o parte de éstas como aportación anticipada al ejercer el financiamiento para la compra de vivienda”.
Además del sector público, diversas desarrolladoras también han empezado a incorporar este modelo, por lo que es recomendable investigar qué proyectos lo ofrecen y cuáles son sus requisitos particulares.
Ventajas del modelo
El esquema se ha vuelto atractivo para quienes buscan mayor flexibilidad o aún no pueden cubrir un enganche alto. Entre los beneficios se encuentran:
- Precio fijo durante todo el periodo de renta, lo que protege contra aumentos inesperados.
- Acceso más fácil a una futura compra, aun sin ahorros iniciales elevados.
- Posibilidad de “probar” la vivienda y su entorno antes de comprometerse definitivamente.
- Oportunidad real de convertirse en propietario después de un periodo como inquilino.
Desventajas a considerar
No obstante, no todo es positivo. Este tipo de contratos muestran algunos riesgos:
- Si al final decides no comprar, podrías perder el monto acumulado como adelanto.
- En ciertos acuerdos, el mantenimiento del inmueble recae en el inquilino, aun cuando no es propietario.
- Es un esquema todavía poco extendido en México, lo que implica cuidar especialmente la claridad del contrato y la seriedad de la contraparte.
Una alternativa para quienes buscan flexibilidad


