En un contexto global marcado por la incertidumbre y la transformación, expertos analizan cómo la nueva administración estadunidense y sus estrategias comerciales impactan la economía mexicana.
Una nueva etapa en la política comercial de Estados Unidos
La discusión la abrió Alejandro Padilla al destacar la llegada de Trump 2.0 y los primeros indicios de una administración que, desde el inicio, se muestra dispuesta a emplear medidas agresivas. “El 2025 se perfila como un año de incertidumbre y oportunidades económicas… estamos hablando de aranceles que podrían moldear el sentir de los empresarios, el desempeño de la economía y el diseño de las políticas públicas”, indicó Padilla.
Bajo este escenario, ambos expertos coincidieron en que, a pesar de las amenazas de aranceles, la situación podría verse mitigada si se logran acuerdos que eviten la instauración de una guerra comercial. “Trump está muy consciente de que a Estados Unidos no le conviene un escenario de guerra comercial… incluso se han visto movimientos para retrasar la implementación de aranceles en México y Canadá”, puntualizó Katia, resaltando la actitud negociadora del mandatario, quien busca presionar sin llegar a dañar la economía global.
El nearshoring como oportunidad para México
Otro de los temas centrales es el nearshoring, una tendencia que ha cobrado relevancia en medio de la confrontación comercial entre Estados Unidos y China. Katia Goya destacó que México se ha posicionado como el principal socio comercial de Estados Unidos, lo que abre una ventana de oportunidad para atraer inversiones y generar un mayor crecimiento.
Según los expertos de Banorte, el interés de Estados Unidos en relocalizar parte de su cadena de suministro y reducir la dependencia de manufacturas provenientes de China podría traducirse en un impulso para la industria y el sector exportador mexicano.
La expectativa es que este movimiento, aún en un contexto de posibles aranceles y tensiones comerciales, permita diversificar las inversiones y generar nuevos empleos en sectores estratégicos. Además, se prevé que el impulso del nearshoring se complemente con iniciativas de infraestructura y políticas públicas enfocadas en elevar la competitividad del país.
Perspectivas de crecimiento económico en México
Esta modesta perspectiva se enmarca en la estabilidad de variables macroeconómicas, donde el Banco de México podría contar con el espacio necesario para seguir bajando tasas en un contexto de inflación controlada, estimada en torno al 4 por ciento. Tal escenario permitiría impulsar el consumo interno, motor clave de la economía, y a su vez consolidar la inversión extranjera, particularmente en sectores vinculados al nearshoring.
Resaltó Alejandro Padilla que, pese a la incertidumbre generada por las medidas comerciales de Estados Unidos y los constantes cambios en el panorama internacional, México cuenta con ventajas competitivas notables. “La necesidad de infraestructura, la revisión del T-MEC y la consolidación de cadenas de suministro integradas entre los tres países son elementos que pueden fortalecer nuestra posición y generar un entorno propicio para el crecimiento a mediano y largo plazo”, sostuvo.
Además, se destaca el efecto positivo que ha tenido la política estadunidense en materia comercial en el pasado. Antes de la primera administración de Trump, las exportaciones mexicanas crecían a tasas menores al 6%; sin embargo, durante ese periodo se observaron aumentos entre el 8% y casi un 10%, reflejando una inercia positiva en el sector exportador que podría mantenerse en el nuevo escenario global.
Impactos en la política monetaria y fiscal
Otro aspecto que los expertos abordaron fue la respuesta de las políticas monetarias y fiscales ante este panorama internacional. Katia Goya explicó que, en el caso de Estados Unidos, se anticipa que el ciclo de baja en tasas continúe de manera gradual, en contraste con la Eurozona, donde se espera un recorte más agresivo. En México, por su parte, se prevé un recorte acumulado de 150 puntos base en tasas de interés a lo largo del año, lo cual, sumado a una política fiscal orientada a la consolidación del esfuerzo por reducir el déficit, podría ayudar a mantener la estabilidad económica en medio de la volatilidad global.
Un 2025 de desafíos y oportunidades
La visión de los analistas de Banorte pone en relieve que, aunque el 2025 se presenta con múltiples desafíos derivados de un escenario global complejo y de tensiones comerciales, también ofrece importantes oportunidades para México.
Asimismo, el fortalecimiento del sector exportador y el impulso en infraestructura, enmarcados en las estrategias del T-MEC, podrían sentar las bases para un crecimiento económico sostenido en el mediano y largo plazo. Con un crecimiento proyectado del 1% y un ambiente de estabilidad en variables macroeconómicas, México busca posicionarse de manera resiliente frente a los vaivenes del entorno internacional.
En definitiva, el país se encuentra en una encrucijada donde la prudencia y la capacidad de adaptación serán fundamentales. Mientras se negocian y se ajustan las medidas comerciales y se exploran nuevas oportunidades de inversión, el compromiso con una política económica coherente y el aprovechamiento de ventajas competitivas inherentes, como el nearshoring, serán determinantes para que México salga fortalecido en el complejo panorama global del 2025.